La falta de personal suficiente en el sector no ha sido tan acuciante tras el final de la temporada turística, pero el elevado nivel de demanda de cara a estas fiestas ha revivido el problema en los últimos días. | GRUP SERRA

El sector de la restauración encara el invierno prácticamente con los mismos problemas para completar sus plantillas que ha arrastrado durante toda la temporada turística. El récord en llegadas y gasto turístico no se ha traducido en un año plácido ni para empresas -que han tenido que llegar a reducir horarios- ni para trabajadores -que han doblado turnos-; y la campaña navideña ya se perfila como una prolongación del verano en términos de carestía de mano de obra.

Las cifras de plazas sin cubrir han tocado techo durante todo el año. Según los últimos datos disponibles del Institut Balear d'Estadística (IBESTAT), en el tercer trimestre de 2022 se registraron 2.253 vacantes en las Islas  (entendiendo por vacante aquel puesto de trabajo creado hace poco o que está sin ocupar o a punto de quedar libre y para el que el empresario está buscando a gente de fuera de la empresa). Se trata de la cifra más alta de vacantes para un tercer trimestre -de julio a septiembre- registrada nunca en las Islas.

La cifra era incluso más sangrante en el segundo trimestre de 2022, en pleno inicio de la temporada turística: el número de vacantes de abril a junio fue de récord histórico para todos los trimestres del año: 4.039. Si se suman las vacantes de los tres primeros trimestres de 2022, el número asciende a 10.200, otro pico máximo y además muy por encima de todos los años anteriores: 3.466 en 2021; 4.981 en 2020; 6.339 en 2019; 2.190 en 2018 y 5.193 en 2017.

Por sectores, los servicios acumulan el 92 % de estas vacantes acumuladas a lo largo de todo el año: 9.368. La construcción concentra el 6,2 % con 630; y la industria, el 1,2 % con 202. Asimismo, es este último sector el más propenso a renunciar a la presentación de ofertas por los elevados costes de contratación. El 65 % de las vacantes totales, por otro lado, se concentra en negocios pequeños y medianos (entre 1 y 50 trabajadores). Este incremento de las plazas de trabajo sin cubrir convive con unas cifras de paro que han rondado las 35.000 personas desempleadas desde el mes de abril hasta hoy, una incongruencia que ha sometido a debate esta crisis del mercado laboral.

En este escenario confluyen varios factores. Especialmente dos, cada uno de los cuales es esgrimido con mayor o menor vehemencia por patronales y sindicatos: las primeras hacen hincapié en la nueva cultura del subvencionismo heredada del periodo pandémico. Los segundos insisten en que la negativa de los trabajadores a aceptar determinadas ofertas de trabajo obedece a sus pobres condiciones, especialmente salariales.