El masón Juan Cantero, abre las puertas de la logia sagrada. | M. À. Cañellas

El espacio de la Gran Logia Provincial comparte edificio con un supermercado de Palma. La imagen curiosa –el edificio tiene un portal con varias plantas con locales privados–, cambia enseguida cuando el masón Juan Cantero abre la entrada a la sala de la Gran Logia Provincial. El recibidor se denomina Pasos Perdidos y es el último tramo de este «mundo profano» para adentrarnos al templo (logia) espiritual de la masonería, oculta tras una enorme puerta majestuosa.

Los masones trasladaron el principal templo de la Gran Logia Provincial a este local en 2019, y por primera vez dejan entrar a medios de comunicación a propósito de su 30 aniversario en Balears. Ultima Hora accede para radiografiar los secretos que se esconden en este ágora de conocimiento, repleto de simbología y presidido por el Ojo de la providencia, también llamado «el Ojo que todo lo ve». El hall es lo que ellos llaman Pasos Perdidos, una sala de espera con dos enormes paneles informativos que explican la historia de esta organización en Balears desde el siglo XIX.

Mundo profano

El masón Juan Cantero abre sigilosamente la gran entrada al templo, y lo primero que sorprende es una luz tétrica, entre negra y roja, y el olor a incienso acompañado de cánticos. Esta puerta está ubicada en el noreste de la sala y su significado es que es el punto más frío, oscuro, porque venimos del mundo profano. El venerable maestro es el que dirige las reuniones desde la silla principal, la que impera por encima de todos, y sobre su cabeza, se sitúa el ojo divino, el sol y la luna. Juan explica que este cargo es rotativo. Pero existen más funciones dependiendo de la trayectoria del masón en la organización. Por ejemplo, algunos cumplen con el cargo de vigilante (primer y segundo vigilante en la sala), de apoyo al venerable maestro; un masón es el secretario, (el que realiza el acta de la reunión mensual), hay un maestro de la columna de la sabiduría y hay otro cargo que es el guardia interior.

La atenida es la reunión masónica que tiene lugar una vez al mes. En este templo acuden las cinco logias de Mallorca: Fiat Lux, Arquímedes, Pythagoras, Ramon Llull número 9 y Cantena Fraternitatis. Cuando acaban las asambleas pequeñas –hay una gran asamblea al año– se pasa al ágape, la cena entre los hermanos que se realiza en la sala oficial y, estéticamente, se aleja de lo místico del templo. El atrezzo solo destaca en el templo sagrado y cada una de las cinco logias cambia de color según su rito. Este reportaje ha fotografiado la simbología del grupo Fiat Lux, donde destaca sobre todo colores rojizos, negro y tonalidades azules, de acuerdo al rito escocés Antiguo y Aceptado, pero la logia Pythagoras, por ejemplo, cambia el color de la sala a azul.

En mitad del suelo se aprecia un espacio con baldosas en color blanco y negro. Encima del tramo, hay tres soportes con velas rojas. Simbolizan las tres columnas griegas: jónico, dórico y corintio. «Cuando el espacio está sacralizado (hacerlo sagrado), los masones paseamos alrededor de los cuadros como parte del ritual», matiza Juan Cantero. El venerable maestro tiene sobre la mesa varios símbolos. Lo primero que llama la atención es la enorme espada flamígera y un mallete, artículos de poder. La Biblia con un escuadrón y un compás también son una referencia fundamental en un templo masónico: confirman que esta logia está regulada, es tradicional y son emblemas que caracterizan lo espiritual, el conocimiento, orden y la materia. Fundamentos para la vida de los masones.