El fotógráfo argentino posa entre dos de las creaciones que hasta el próximo lunes pueden contemplarse en «Sa Nostra». Foto: VICENÇ FENOLLOSA.

Miguel Czernikowski presenta hasta el lunes día 7 en la Sala de Cultura de «Sa Nostra» en Eivissa la exposición «Blu-tack», un conjunto de fotografías en blanco y negro realizadas a partir de una bola de este material adhesivo. Czernikowski reside en Palma desde hace dieciocho años y esta es la primera ocasión en la que muestra su obra en Eivissa.

Pero el periplo de la exposición «Blu-tack» no termina en Eivissa: «En octubre la llevo a Alemania, junto a otro trabajo complementario, y el año que viene la expondré en la galería Spectrum de Zaragoza, la más antigua de las especializadas en fotografías que hay en España», explicó el fotógrafo argentino. Un trabajo puntual que no es la línea habitual de sus motivos estéticos: «No pienso seguir con esto; fue una experiencia entre paréntesis; mi estilo va más hacia la figura humana, desnudos de mujeres o parejas, sobre todo». Precisamente, en la exposición que llevará a Alemania, mezclará las fotos de blu-tack con las de su estilo habitual, pero «con un tratamiento similar, fondo blanco o negro muy plano y con la sensación de volumen, buscando un resultado escultórico».

En cualquier caso, Miguel Czernikowski está satisfecho de una experiencia que estima gratificante y compleja: «Fue un trabajo laborioso; hice unas 200 tomas y descarté muchísimas. Trabajaba con un bola de blu-tac de cinco cm. de diamentro; la iba moldeando, hacía la foto, luego volvía a hacer una nueva bola o seguía la evolución que la forma primera me sugería. Lo que buscaba era la forma más simple posible y a la vez más significativa». Formas que a menudo resultaban sugerencias de un erotismo elemental: «La intención primera era pensar en la metamorfosis, la formación genética de los órganos sexuales de los mamíferos, cuya evolución es prácticamente paralela en ambos sexos; sólo en la fase final es cuando comienzan a diferenciarse los caracteres individuales», matizó.

Preguntado por su presencia en Mallorca durante tantos años, Czernikowski relató una experiencia bastante usual entre los residentes en estas islas: «Vine a Europa en 1981 con un amigo al terminar los estudios con la intención de pasar un año viajando, pero al llegar a Mallorca se nos acabó la gasolina. Digamos que me dejé llevar por las circunstancias: conocí a una madrileña y tal. También fue la época de la guerra de las Malvinas, y yo era reservista... En fin, se me quitaron las ganas de volver a mi país». Desde entonces alterna su trabajo artístico con la fotografía industrial y publicitaria, su principal medio de vida.