El poeta y escritor Antonio Colinas, residente en Eivissa durante 20 años, ha traducido a un buen número de poetas catalanes al castellano. Foto: VICENÇ FENOLLOSA.

El próximo 7 de julio el poeta y escritor Antonio Colinas recibirá en Barcelona la Creu de Sant Jordi, que le ha sido otorgada (junto a otras 40 personalidades e instituciones) desde la Generalitat de Cataluña «por la calidad de su obra y por los resultados muy notables que ha conseguido como antólogo y traductor de libros de poesía catalana al castellano», como reza en el acta del premio, otorgado el 18 de mayo. En la nómina de los galardonados figuran también Rafael Alberti, Rafael Moneo, Carles Santos, Antonio Gades, John Elliot o Francesc Rovira-Beleta, entre otros.

En declaraciones a este periódico, Colinas reconoció sentirse conmovido por esta distinción honorífica: «Junto a los méritos reflejados en el acta, me consta que han influido otras circunstancias, como son mi afecto y proximidad a los escritores catalanes, sobre todo a Salvador Espriu y Carles Riba, sobre los que he escrito bastante y a quienes considero en cierta medida maestros míos».

Además, el Premio Nacional de Poesía apuntó a otra consideración: «Creo que, modestamente, se ha reconocido una actitud cívica de concordia entre las culturas; y, en definitiva, a esa aproximación mía a una cultura que, por extensión, es toda la cultura mediterránea, que siempre me ha interesado muchísimo, lo que he puesto de manifiesto tantas veces durante los 20 años que he pasado en Eivissa», explicó. Antonio Colinas cambió de residencia el pasado otoño, aunque sigue manteniendo casa familiar en la isla, a donde volverá el próximo primero de julio: «Pasaré en Eivissa todo el verano. Salamanca está muy bien y ya estoy muy aclimatado a ella, pero ya ha llegado el calor y con él el tirón del mar, esa presencia ya insustituible en mi vida», apuntó.

Respecto a la aparición en la Colección Visor de Poesía del libro «El río de sombra», que recoge la poesía completa que Antonio Colinas ha publicado hasta la fecha, el autor de «Sepulcro en Tarquinia» consideró que tiene una utilidad práctica y de conjunto: «Es una recopilación muy completa, incluidos los dos últimos libros que he publicado en Tusquets, que servirá para valorar toda mi obra poética, los cambios que ha tenido en el tiempo y la permanencia de mi voz lírica».

Una voz lírica que el propio Colinas divide en varios tiempos: «En este volumen se manifiestan claramente tres grandes etapas: la primera es la de la emoción, la intensidad lírica; la segunda sería la culturalista, y la tercera -que se abre con «Los silencios de fuego»-, es la etapa reflexiva y meditativa que se cierra con «La tumba negra». Es en la fase en la que estoy ahora: solitario, pero siempre solidario con los problemas de nuestro tiempo», matizó.