«Comencé a pintar en 1991; mi padre era pintor, y cuando murió me pasó por la cabeza la idea de pintar. Además, mis hijas eran ya mayores, se fueron a vivir por su cuenta y entonces tuve tiempo suficiente para dedicarme a hacer algo creativo». Así explicó a este periódico la pintora británica Lesley la razón que la impulsó a dedicarse a la pintura. Una muestra de su obra de vocación tardía puede verse hasta el próximo 25 de agosto en la sala de exposiciones de «La Caixa», en Sant Francesc.

Lesley, que en la actualidad reside en Eivissa, vivió en Formentera entre 1968 y 1981, isla en la que sigue teniendo muchos amigos a los que visita con regularidad y en donde ya expuso el pasado año. Las 20 obras que la artista presenta en esta ocasión se diferencia claramente por su temática, ya que sólo ha colgado paisajes y bodegones de Eivissa y Formentera. Todos son de formato mediano y en la mayoría predominan los colores intensos, brillando por su ausencia la figura humana en todas sus composiciones: «También pinto personas, pero es más difícil; requiere más tiempo y no lo hago mucho; prácticamente sólo en invierno».