La Extensió Universitària acogió ayer la primera lección del IV Curs de Cultura Popular de les Illes Pitiüses, que tuvo como protagonista a la historiadora y antropóloga ibicenca Lina Sansano, quien habló sobre «El festeig i les fuites. Estratègies matrimonials a l'Eivissa rural». La presentación corrió a cargo de Joan-Albert Ribas, coordinador de estos cursos que organiza la Fundació «Sa Nostra» con la colaboración de la UIB.

La directora del Museu d'Etnologia d'Eivissa afirmó que el festeig tenía en Eivissa unas normas peculiares, «debidas a la fuerte autoridad paterna y al sentido del honor de las comunidades mediterráneas, que hacen que el hombre prefiera que la mujer quede encerrada en casa y preserve su honor y su virginidad. Además, de las dispersión del hábitat rural de la isla». La ceremonia consistía en que las chicas casaderas se quedaban en casa mientras los aspirantes iban a cortejarlas hasta que se decidían por una.

Para acceder a la casa de la chica hacía falta el permiso del padre y luego se pedía turnos. «Había una serie de estrategias que iban encaminadas a que los matrimonios fueran entre iguales, tanto desde el punto de vista socio-económico "la homogamia", como que no se tratase de gente extraña "endogamia local». «Lo ideal es que fuera una relación ni muy cercana ni muy lejana», aseguró Sansano, pues los problemas de consanguinidad (muy frecuentes en la isla) obligaban a solicitar «una dispensa matrimonial », añadió.

En cuanto a les fuites, era una estrategia «aprobada socialmente; y una de las causas principales era la oposición de los padres». De todas formas, «nunca se escapaban los novios solos, sino siempre con una tercera persona, o a veces ni siquiera iba el novio; y es que había que preservar a toda costa la honestidad de la chica». Lina Sansano también explicó otras estrategias, como la de lucir las emprendadas en el festeig para el que aspirante supiera el nivel económico de la familia y respondiese por igual.