La 'locomotora' alemana reabre 3.000 de las 4.700 explotaciones clausuradas, a pesar de los niveles de dioxina hallados hace días. | Reuters

El Ministerio de Agricultura del estado federado de Baja Sajonia (este de Alemania) anunció ayer la reapertura de 3.000 explotaciones animales cerradas la semana pasada, tras detectarse contaminación por dioxinas a través de los piensos.


Aún siguen clausuradas 1.470 explotaciones, según ese departamento, cuando la alarma se ha disparado en varios países que suspendieron las importaciones de carne alemana.


Pocas horas antes, el Ministerio federal de Agricultura de Alemania garantizaba que no existe ningún motivo para dejar de importar alimentos germanos a causa de la contaminación por dioxinas.


«Queremos dejar claro que en ningún momento ha habido ningún riesgo para la salud procedente de las exportaciones alemanas», señaló un portavoz ministerial en Berlín.

La punta de iceberg


Desde las organizaciones de consumidores alemanes, Foodwatch acusó ayer al Gobierno de Angela Merkel de graves errores en el escándalo de contaminación por dioxinas y de actuar en beneficio de los intereses de la industria alimentaria.


En declaraciones que recoge en su página web el diario Saarbrücke Zeitung, Thilo Bode, ex director de Greenpeace en Alemania, aseguró que «el Gobierno federal tiene una estrategia de exportación muy clara para los productos cárnicos» y, por ello, no tiene interés en endurecer los controles sobre la industria alimentaria.
Para el dirigente de Foodwatch, el actual escándalo de contaminación por dioxinas es solo «la punta del iceberg».

Falsificadores de comida


Añadió que ingredientes que antes acababan en una incineradora ahora terminan en la industria alimentaria.
Bode, autor del libro Los falsificadores de comida, exigió a la industria alimentaria que someta a análisis por separado todos los componentes que se usan para fabricar alimentos y que se informe a las autoridades en caso de tasas elevadas de dioxinas.