José Luis Marcos y su amigo Fabio, ante la copia de Miguel Àngel pintada en un bar.

Como le ha pasado a tantos, José Luis Marcos también descubrió Eivissa en vacaciones, fue repitiendo varios años y al final se quedó a vivir en la isla, donde lleva diez años de residente. Durante las temporadas trabaja en un hotel, «y luego hago cosas que no son lucrativas pero me gustan, sobre todo esculturas de cerámica policromadas y algo de pintura. O un programa de la COPE, Iglesia en Eivissa, con Ana Belén Amigo», explicó a este periódico el artista vallisoletano, de formación autodidacta.

Precisamente, su ciudad natal está en el origen de su pasión por la escultura. «Valladolid es cuna de los grandes imagineros castellanos, como Berruguete, Gregorio Fernández y demás. El museo está al lado de la casa de mis padres, por lo que desde chiquito voy siempre que puedo. Me entusisma el arte, sobre todo la imaginería», apuntó Marcos. «Así que me fui quedando con la copla de cómo era el tema; pero nunca pensé que eso que yo veía en madera lo podría hacer yo en barro con mis manos», recordó.

Una fascinación que ha ido desarrollando con los años hasta aprender el oficio creando unas piezas que, al parecer, son bastante apreciadas por ciertos sectores de la isla. «Algunas las regalo y otras las vendo; y como la mayor parte son de motivos religiosos, mis mejores y mayores clientes son los del clero. Así, las monjitas del geríatrico de Santa Sofía me compraron un Belén; la iglesia de San Pablo me ha comprado la imagen de San Pablo que está en el templo. He regalado cosas al obispo...», enumeró el polifacético artista.

Proceso de creación

José Luis Marcos disfruta sin reservas en el proceso de creación de sus esculturas cerámicas. «Es un verdadero placer cuando sale una figura de un trozo de barro húmedo», aseguró, precisando los pasos que tiene que seguir hasta dar por terminada una pieza: «Primero la estudio, sobre todo en mi cabeza, incluso pienso en los problemas con los que me puedo encontrar; y luego me meto de lleno con ello, porque el día en que me pongo a hacer la pieza que sea voy todo seguido, pues el barro se va secando», subrayó Marcos, que aún no ha realizado ninguna exposición de sus obras. «No acabo de hacerla porque lo vendo todo antes; pero tengo localizadas las figuras en colecciones privadas y pediría prestadas las mejores si algún día me decido a hacerla», aseguró.

También la pintura

La afición de José Luis Marcos por la pintura le viene también de lejos. «Desde pequeño también pintaba, y ganaba concursos de dibujo y pintura. Tengo algo de formación, pero muy poca, pintando los campos castellanos; y tampoco he expuesto nada de pintura; la mayoría de los cuadros que he hecho están en casa de mis padres y de mis familiares», señaló el artista, cuya voz bien timbrada y claramente radiofónica le llevó también a probar con el doblaje. «Lo había hecho en Barcelona, pero no me convenció mucho, prefiero la radio, desde luego», reconoció.

Una copia de Miguel Àngel

En colaboración con un pintor argentino «y buen amigo, Fabio», José Luis Marcos ha pintado en el bar Mariano del puerto de Eivissa una copia de una conocida obra de Miguel Àngel.

«Me lo pidió el hermano Luis de la iglesia de San Telmo. Estuve pensando y valorando cómo lo haría, porque era un proyecto un poco complicado, por lo que recurrí a la ayuda de un buen profesional, Fabio, al que le pagué el billete desde Argentina, donde estaba yo entonces, para que se abriera camino en España. Es un buen pintor y ya le van bien las cosas. Buscaba una persona que, sobre todo, dominase los colores; y creo que el trabajo ha salido mejor de lo que esperábamos», valoró Marcos.