Los organizadores del concierto de Ressonadors tenían claro que el objetivo del de ayer era convertirlo en «una gran fiesta ibicenca», tal y como lo definió Joan Barbé durante la presentación del mismo. Por eso, el recinto ferial acogió desde las 20 horas una gran torrada popular que calentó el ambiente de los asistentes que se apresuraron a llenar el recinto ferial de un ambiente festivo sin precedentes que, según fuentes de la organización, sumó unas 6.000 personas.
Pocos minutos después de las 21,30 horas, sonaban las primeras notas de Sa garrapinyada con Iván Domenech y el público podía dar rienda suelta a los aplausos, contenidos desde el concierto que la formación dio en 2009 en el parque Reina Sofía de Vila.
Como en aquella ocasión, la amenaza de lluvia se cernía sobre la actuación del grupo, algo que no frenó al público. Ressonadors ha recuperado el cancionero tradicional ibicenco y en esta ocasión lo ha dotado de ritmos que van desde el rock más auténtico en temas como Toni, menjem-nos sa truja o En aquesta illa tan pobra a melodías celtas, N'Escrivaneta.
Los nervios iban in crescendo durante los últimos días mientras los artistas que han colaborado en este disco celebraban diferentes ensayos generales. «Las mariposas comienzan a aletear en el estómago porque la responsabilidad es muy grande. Pero, con vuestra presencia, será una noche mágica», confesaban los miembros de Ressonadors.
Una vez más, lograron su objetivo y los asistentes vibraron con un concierto histórico e irrepetible en el que no pararon de aplaudir, bailar y tararear todas las canciones hasta el final, y en el que la presencia de Victorí Planells no fue posible debido a que fue una baja de último momento.
l Los asistentes vibraron con un concierto histórico e irrepetible en el que no pararon de bailar y tararear todos los temas