Afincada en Formentera desde hace siete años, Nieves López, presenta desde ayer una propuesta sugerente en la Sala d'Exposicions de l'Ajuntament Vell de Sant Francesc bajo un título tan ambicioso como ambiguo Reciclando el tiempo del que se especifica, «se trata de un ensamblaje de objetos y espejos antiguos». La muestra permanecerá abierta hasta el día 3 de septiembre.
Con una sólida formación profesional, ya que estudió Bellas Artes en San Fernando y decoración en Madrid, pasó una larga temporada profesional en el mundo de la publicidad. «Ahora que no hago nada eso puedo hacer verdaderamente lo que quiero, lo que me gusta, y es ni más ni menos que esto» dijo López abarcando las piezas recién colocadas en la sala de exposiciones. «Desde que hace siete años nos instalamos a vivir en la isla (su marido, Luigi, procede igualmente del mundo de la publicidad) y, a raíz de estar aquí y de los viajes que hemos realizado desde entonces, he ido recopilando objetos que me gustaban y de los que esta exposición es una muestra», explicó.
Madrid, París, Roma, Formentera y miles de lugares nutren a la artista del material. «No sé que voy a hacer con lo que encuentro pero sé que me va a valer, cómo lo ignoro pero sé que lo voy a utilizar», señaló López con una sonrisa. Espejos, conchas, cruces, cajas, jaulas, todo es susceptible de ser descontextualizado y reinventado, dándole una nueva dimensión al objeto transustanciado y transformado en lo que no era pero vuelve a ser algo. Y la prueba más palpable, la más fascinante es la que captan la atención del observador cuando objetos cotidianos, y de una tamaño pequeño se convierten en mundos que escenifican la 'poquedad' del ser humano «nos creemos que somos mucho y no es verdad», dice López.
Ella misma reconoce su afección, su predilección por utilizar pequeños muñecos que se utilizan para humanizar las maquetas, una deformación profesional, y en este sentido borda la experimentación; no menos de cinco piezas se basan en la confrontación espacial hombre/objeto de la que siempre surge una propuesta emocional impactante.
Dilema kafkiano
Una jaula que apenas podría albergar a un pequeño jilguero es un escenario kafkiano de personas dentro y fuera de la misma, medio globo terráqueo sobre un espejo muestra la soledad del hombre y plantea enigmas vitales de la relación con los semejantes y con el entorno. O una pared que podría ser una gema ampliada atrapa a personas que parecen perdidas en un universo aséptico e incontrolable. «Aquello que siento lo concentro en los objetos que creo» apuntó, pese a ser reacia a dar explicaciones de lo que hace pues, como muchos artistas, prefiere que sean los observadores los que busquen las interpretaciones.
Merece una mención especial una pieza semiesférica con numerosos visores para observar desde distintos ángulos una escena de playa, de la misma manera que una concha acoge, como si de náufragos se tratara a una pareja de bañistas.
Vigilantes
«Una exposición de objetos reciclados, es una manera de trabajar que a mí me encanta por dos motivos, encontrar o descubrir esos objetos y luego reinterpretarlos y convertirlos en una reflexión» afirma Nieves López que considera que a la hora de abordar no sólo el arte sino la vida «tenemos que repensarnos, no somos lo que nos creemos, somos muy poca cosa respecto al universo», explica la artista mientras incide en otros dos aspectos de su obra, la abundancia de espejos y de ojos «el gran hermano vigilante orwelliano, el espía, pero es que me gustan los ojos y las miradas, las directas y las reflejadas, los brillos y por eso lo mezclo todo un poco».