María José Perete, ayer, en Santa Eulària, donde estos días descansa junto a su familia antes de regresar a Francia. | Marco Torres

«Mis primeros recuerdos al piano son de cuando tenía unos cinco años», rememora la pianista ibicenca María José Perete, natural de Santa Eulària. Con 23 años recién cumplidos, esta joven ha iniciado una meteórica carrera como intérprete. Mientras completa su formación en el Conservatorio Superior de Poitiers (Francia), descansa unos días en la Isla junto a su familia antes de regresar al país galo donde tiene previstos dos conciertos el próximo enero. El primero, un programa de Fauré, tendrá lugar el día 12 en el Auditorio de Poitiers y el segundo, un repertorio de música de cámara, tendrá lugar el día 17 en el Conservatorio donde se forma Perete.

-¿Cómo comenzó su carrera como pianista?
-Tras formarme con Vera Sykora en Santa Eulària comencé a tomar clases en el Conservatori Professional d'Eivissa. Cuando llegó el momento de hacer la selectividad y decidirme por cursar una carrera tradicional o continuar el camino de la música, aposté todo a una carta y me admitieron en el Conservatorio Superior de Castellón. Allí pasé los últimos cinco años y en septiembre decidí continuar formándome en Poitiers.

-¿Quiénes son los dos profesores que han marcado su carrera?
-Brenno Ambrosini ha sido como mi padre artístico. Tras toda la base técnica buscamos la parte más musical, como expresar mejor las emociones a través de la interpretación. Ahora, en mi etapa en Francia estoy tomando clases con Carole Carniel, que pertenece a la escuela descendiente de Liszt. A ella la conocí a través de algunos cursos que tomé en Castellón.

-¿Cuáles son sus compositores predilectos?
-Podría llamarme la séptima generación de Liszt, uno de mis compositores favoritos. Este año ha sido el 200 aniversario de su nacimiento y he realizado varios recitales de homenaje. Beethoven y Bach también son algunos de mis pilares. Ahora estoy trabajando en repertorio francés que va desde los clavecinistas pasando por clásicos más desconocidos, románticos, impresionistas hasta compositores actuales como Dutilleux.

-¿Se siente identificada con algún estilo de música en particular?
-Es importante no estancarse con una época, con un estilo. Claro que tenemos preferencias pero es bueno conocerlas todas y saber reflejar tu personalidad en el carácter de cada época para no ser una copia de nadie.

-¿Abundan los pianistas ‘planos' en ese sentido?
-Quizás ese es el fallo que tienen muchos pianistas hoy en día al tocar sólo las notas. Quizás tenemos la mala influencia de cds y grabaciones que hacen que queramos imitarlos pero creo que, es imprescindible tener una técnica que te permita dar las notas con seguridad pero, aparte de ser fiel a la partitura, hay que transmitir sentimientos.

-¿Es difícil emprender una carrera profesional como pianista?
-Un trabajo meticuloso implica muchas horas de estudio y eso, a veces, es difícil pero a día de hoy puedo decir que compensa y vale la pena.

-¿Ve en su futuro una carrera como concertista?
-Me gustaría mucho ser concertista pero soy consciente de que ese camino discurre en paralelo a la docencia. Me gusta ser profesora, ya tengo experiencia y mis alumnos obtuvieron muy buenos resultados. Me gusta transmitir conocimientos aunque ahora mismo me quita tiempo de mi trabajo personal. Considero que debo continuar perfeccionándome para poder compaginar ambos aspectos.

-¿Le gustaría dar un concierto en Eivissa?
-Desde luego que sí. De hecho, el pasado junio solicité tocar en el Palau de Congressos pero no pudo ser por un problema de fechas pero claro que me gustaría. Aunque ahora esté buscando salidas profesionales fuera de la Isla, esto es mi casa y lo será siempre.

Un año plagado de éxitos
María José Perete emprende con su carrera musical una senda pionera en su familia. El año pasado fue un año intenso para la pianista que compaginó el final de sus estudios en Castellón con diferentes recitales en la Comunidad Valenciana, Guadalajara, Madrid. En marzo participó en un festival en Hamburgo en el que interpretó un programa que incluía piezas de Albéniz, Granados, Beethoven, Schmittke y Liszt. «Fue una experiencia increíble», recuerda.