No recuerdo ya cuántas películas y documentales habré visto en torno al fenómeno de la marcha ibicenca. Unos cuantos, y la mayoría bastante lamentables, abusando de los tópicos y lugares comunes más previsibles. Así que fui ayer al Cine Serra con una actitud más bien escéptica sobre Ibiza Occidente, el documental de Günter Schwaiger que se presenta estos días en el Cine Serra. Y puede que hubiera pasado de ir a verlo de no haber sido por el reportaje que le dedicaron hace poco en Días de cine, de La 2, un programa que respeto y sigo desde hace años, pues comulgo generalmente con sus críticas y criterios; y dónde la ponían bastante bien. Además, el viernes pasado dieron en la misma cadena otro trabajo de Schawaiger, Arena, sobre el mundo de los toros, que me pareció bastante bueno y equilibrado.
En fin, que fui a ver Ibiza Occidente con mi ‘heredera' en esta sección, Laura Tur; y me alegré de haberlo hecho porque, por fin, alguien había puesto inteligencia, gracia creativa y sentido común a la hora de enfocar ese mundo singular, apasionante para medio mundo e irritante para algunos, entre los que me cuento, lo reconozco. Por lo que tiene de delirio consumista, locura comercial, prepotencia social y falta de respeto a los valores identitarios y humanistas de una isla tan esquizofrénica.
Para mi gusto, lo que destacaría del trabajo de este hábil y lúcido cineasta austriaco residente en Madrid es la buena idea de enfocar el distotequeo y anexos desde dentro y a través de sus protagonistas, conectando en contraste la Ibiza tradicional con esa Ibiza cash de gestores del ocio juvenil, a menudo sospechosos de heterodoxias varias y en la frontera de normas, leyes y derechos. Así como su sentido del ritmo estético, su mirada imparcial y su cariño y comprensión hacia Ibiza. Un trabajo digno, respetuoso y meritorio. Recomendable, pues.