El montaje de la exposición que se inaugura hoy en el Centre de s’Alamera.

El Centre Cultural de s'Alamera inaugura hoy, a partir de las 20,00 horas, la exposición Grabados de Goya: Caprichos y Desastres en la que se podrán visitar hasta 80 grabados que componen la colección de Caprichos y otros 80 de Desastres.
La colección, que es propiedad de la Obra Social CAM y que ha sido cedida temporalmente de forma gratuita para esta muestra, es el primer acto dentro del programa organizado por el Consell d'Eivissa para celebrar el bicentenario de la aprobación de la Constitución de 1812 en Cádiz.
Los grabados que se exponen en el Centre Cultural de s'Almera surgen después de la gran crisis de salud de Goya, en 1783, que le causó la sordera. Éste manifestó su deseo de hacer una obra completamente personal, según su propio capricho y su invención, y, por ello, inició una serie de experimentos alucinatorios inspirados en la realidad.
Goya utiliza el aguafuerte, aunque no de forma exclusiva. La técnica consiste en utilizar una aguja con la que raya una capa de cera que se encuentra sobre una plaza de cobre en la que finalmente se le aplica ácido y que ataca el metal de la plancha. Las cavidades de la plancha absorben la tinta que se traspasará al papel. Con el objetivo de crear un efecto de oscuridad, en el grabado se hacen rayas muy cercanas unas de otras. Aún así, en la obra de Goya aparecen superficies grises o negras, en lugar de rayadas. Este efecto lo consigue gracias a la técnica del aguatinta. El fuerte contraste entre claros y oscuros proporciona a la obra de Goya de tremendo patetismo gracias al uso de estas técnicas combinadas.
La colección Caprichos es una de las obras españolas mundialmente reconocidas por su ingenio y fantasía. Es el contrapunto a la pintura cortesana y popular, que había realizado hasta el momento y que refleja una parte de la vida, convirtiendo la mirada de Goya en una visión más áspera y crítica.
Desastres, por su parte, surge después de la entrada de las tropas francesas y su llegada a Madrid en 1808. En ese momento, Goya, liberal e ilustrado, se encuentra con un dilema: apoyar las reformas o defender la patria. Esta colección son el testimonio de la actitud de Goya ya que los protagonistas de estos grabados no son héroes sino hombres ejerciendo comportamientos cínicos, violentos y atroces, propios de una guerra de intensidad desconocida hasta el momento.
Goya llena su álbum de bocetos de asesinatos, torturas y violaciones. Se trata de imágenes frías, distantes y sin tomar partido en ninguna de las direcciones. La serie está dividida en tres partes: la primera representa escenas de desastres, la segunda cuenta con imágenes de la hambruna que sufrió Madrid en 1811 y 1812 y, finalmente, el tercer grupo lo constituyen los caprichos enfáticos de temática más imaginativa y libre.