Una imagen de archivo del reciente montaje de ‘Agnus Dei’, dirigido por Antonio Cantos de AMC Producciones, en Can Ventosa. | Marco Torres

«Que vuestro trabajo sea convincente y original. Que sea profundo, conmovedor, reflexivo y único. Que nos ayude a reflejar la cuestión de lo que significa ser humano y que dicho reflejo sea guiado por el corazón, la sinceridad, el candor y la gracia». Así rezan las primeras lineas del discurso que hoy se leerá en todos los centros escénicos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y que este año ha corrido a cargo del actor norteamericano John Malkovich. La lectura de este texto servirá para que arranquen los actos del Día Mundial del Teatro, una jornada que en Eivissa se vivirá de manera especial, dada la proliferación en la última década de numerosos grupos y escuelas de interpretación.

Ese elemento de sinceridad, candor y gracia que menciona el norteamericano en su parlamento está estrechamente relacionado con los tres elementos fundamentales con los que debe contar cualquier trabajo interpretativo, según el actor, director y dramaturgo Xesus Ballesteros, de la compañía ATAR. «Placer, sensibilidad y creatividad» son para él las piezas que no logran encajar en la escena teatral ibicenca. «Me doy cuenta de que algo está fallando; es genial que la gente quiera hacer teatro, pero falla el público», afirma. Él mismo agrega que a veces el sector debería hacer una autoevaluación y preguntarse qué falla a la hora de transmitir su trabajo. «A veces nos quejamos de que los asistentes no son un público entendido pero es que tampoco lo estamos educando», señala Ballesteros que agrega: «No podemos pedir un público educado, que apueste por un teatro más conceptual, profundo o que se aleje de lo superficial si nunca nos hemos preocupado por darles las herramientas necesarias».

Riesgo

Las palabras de Xesus Ballesteros resumen, en definitiva, una situación en la que el vaso está medio vacío y que implica poca participación del público pese a que la variedad de actividades es amplia y frecuente.

Por su parte no tiene ninguna queja en lo que a infraestructuras se refiere. El Ayuntamiento de Santa Eulària les cede un espacio donde ensayar y percibe el interés del consistorio por promover las actividades culturales.

Sin embargo, Dolors Corderas, actriz y profesora de la escuela de Arts i Oficis, asegura que «lo que falta son teatros». Pese a que destaca que la escena local está muy animada con la proliferación de grupos amateurs y la programación de compañías de fuera de la Isla, Corderas asegura que «para actuar en Can Ventosa o Cas Serres tienes que pedir fecha con mucha antelación».

Sus palabras, sin embargo, destacan el empeño de los grupos de la Isla por continuar programando sus montajes de cara a los próximos meses. «Cuando se tiene afición se sigue adelante», concluye Corderas.

Pese a la crisis, que pesa con mayor intensidad en todas las disciplinas artísticas y ámbitos de la cultura, el talento parece crecer en tiempos de adversidad. Así lo estima Merche Chapí, directora del Grup Amateur de Teatre (GAT), que asegura que «desde hace por lo menos diez años, el teatro vive un momento dulce en Eivissa».

De su escuela han salido diferentes intérpretes que ahora se preparan en Madrid, en prestigiosos centros como la escuela de Cristina Rota, Ángel Coraza o la Real Escuela Superior de Arte Dramático. En su caso se trata de un centro parcialmente subvencionado por el Ayuntamiento. En ese sentido, Chapí asegura que, pese a que están satisfechos con las aportaciones, «siempre, por mucho que tengamos, podemos ir a más», subraya.

«La asistencia del público es más importante que las subvenciones»

Maruxa Martos, dirige la compañía de teatro de la Asociación de Vecinos de la Marina. Su grupo logra financiarse con las pocas aportaciones del Consell y la venta de entradas. Sin embargo, Martos resalta que «subvencionar el teatro no es algo divino». «Sería mejor que la gente acudiera a las funciones para poder financiar las siguientes obras», apunta. La directora lamenta profundamente que el público «se pierda el trabajo y el esfuerzo que realizan los grupos ibicencos».

Tras un viaje a Suiza en el que acudió a una fábrica abandonada reconvertida en espacio de difusión de diferentes disciplinas artísticas a precios realmente asequibles, Martos apunta que esta sería una buena idea para aprovechar espacios de la Isla en desuso.

Antonio Cantos, por su parte, puso en marcha hace pocos meses la productora AMC. «Es una locura», defiende el director la aventura que acaba de emprender.

Pese a ser un gran defensor del teatro amateur, Cantos apuesta por una profesionalización del sector y por ofrecer productos de calidad que puedan exportarse no sólo a nivel balear, sino también al resto del Estado. «Si hay algo importante para mí no son las subvenciones, sino la protección del teatro. Es la única manera de garantizar su supervivencia», resalta.