Los ensayos se suceden (en la imagen, el de ayer) para acoplar los trabajos de los más de cien profesionales que participan en la obra. | ANA ISABEL GARRIDO SANCHEZ

El escenógrafo, arquitecto y diseñador alemán Armin Heinemann se enfrenta a grandes desafíos estos días. A punto de estrenar su sexto montaje en la isla, esta vez llevando a escena Tosca, una de las más representativas óperas del compositor italiano Giacomo Puccini, confiesa que la complejidad del proyecto va más allá de la perfección que anhelan alcanzar sobre el escenario: «Mi mayor reto es que este Festival de Ópera de Ibiza se hace para cambiar la imagen de la isla, es una lucha para mostrar que la libertad, que en Eivissa cada uno vive como quiere, la pueden encontrar viviendo el arte», explica el escenógrafo alemán». «Enriqueciéndose y viviendo el arte se puede cambiar la imagen de Eivissa», concluye. En ese sentido, Heynemann confía en que los espectadores arropen un proyecto que desde que se inició, a principios de año, se ha topado con no pocas dificultades económicas. «Nosotros nos exigimos mucho para ganar esa lucha y eso requiere una inversión que las instituciones no tienen, por eso pido que el pueblo financie con la compra de entradas lo que el Estado no puede pagar», reclama a la espera de que aumente la venta de tickets para las funciones de los días 10, 12, 14 y 16 de septiembre en el Palau de Congressos de Santa Eulària.

Perfección de tiempos

A corto plazo, Heynemann se enfrenta a otros muchos retos sobre el escenario. Mañana, los 42 músicos que forman la orquesta (integrantes de la Orquesta Simfònica del Penedès y también de Eivissa) por primera vez trabajarán cara a cara con los cantantes y los figurantes. Es la culminación de un trabajo que cada parte ha desarrollado por separado buscando la perfección en los tiempos musicales (la orquesta incluye arpas, campanas y percusión), en las expresiones de los rostros, en los movimientos de los cuerpos y, por último, en la escenografía y el juego de luces. Más de 100 profesionales participan en la recreación de esta ópera que su director escénico describe como «una película de serie negra», con reflexiones en torno al uso y el abuso del poder.

Su primer estreno tuvo lugar en Roma, el 14 de enero de 1900 y el texto de la obra está basado en un intenso drama, La Tosca, de Victorien Sardou, presentado en París en 1887, donde actuaba la gran actriz Sarah Bernhardt. En esta ocasión, la soprano Maribel Ortega es Tosca y estará acompañada en escena de los cantantes Albert de Prius, Toni Marsol, Lluís Martínez y los ibicencos Diego Román e Isabel Albaladejo. Junto a ellos se moverán 14 figurantes , todos ellos integrantes de un grupo de mimos de la isla, mientras que para este montaje se ha creado un papel a la medida de José Carayol, un bailarín clásico de 19 años, nacido en Eivissa y formado en diferentes países, que los espectadores también tendrán la oportunidad de conocer. Daniel Gil de Tejada, director musical y Stuart Rudnick, responsable de la organización y el vestuario, son otros de los nombres más destacados que han hecho posible Tosca, una ópera que llega avalada por el éxito de crítica de los anteriores montajes de Heynemann, quien ya se había atrevido con Puccini (La Bohème, en 2009) o Mozart (La flauta mágica y Don Giovanni).