El músico Joan Barbé, ayer en una calle de Vila

Quien haya seguido mínimamente de cerca la carrera musical de Joan Barbé (Eivissa, 1984) habrá descubierto sin mucho esfuerzo lo camaleónico que puede llegar a ser en su empeño musical. Miembro de Statuas.d.Sal, Projecte Mut o Ressonadors, ha ejercido como músico de estudio, de directo, productor, arreglista o compositor para otros artistas. Con apenas 15 años se subió al escenario del festival Eivissa Jazz y es uno de los músicos que acumulan más presencias en el mismo; la última, el pasado año.

Hijo, sobrino y nieto de músicos, junto a Omar Gisbert está al frente de Magrana Studios y actualmente promociona con David Serra el segundo álbum de Projecte Mut por tierras catalanas después de que el disco, Corda i Poal, haya sido escogido por el público entre los diez mejores discos en catalán del pasado año. Escucharle hablar de música es descubrir de qué manera ésta mueve todos y cada uno de sus engranajes y cómo le apasionan sus vericuetos.

Este 2013 celebra sus veinte años como músico y lo hace abriendo su propia página web (www.joanbarbe.com) y cumpliendo uno de los objetivos que aún no había logrado en su carrera: un disco en solitario, en el que, además, tocará todos los instrumentos. «Es un capricho —afirma rotundamente—. Hay gente que se va de viaje o que se compra una tele. Yo me he hecho un disco».

—Continuamente está inmerso en diversos proyectos: Ressonadors, Projecte Mut, Statuas... Y ahora llega con un disco instrumental en solitario en el que toca todos los instrumentos. ¿Dónde está el límite de Joan Barbé?
—Tocar varios instrumentos es una cosa que he tenido la oportunidad de hacer con Ressonadors o en Projecte Mut. Tanto Omar Gisbert como David Serra me suelen dar mucha confianza a la hora de tocar la batería, el bajo o la guitarra, cosa que les agradezco y que me motiva mucho. En esas ocasiones, mi trabajo es el de acompañar a una o varias voces. Al final, el instrumento puede llegar a ser algo secundario, y creo que tiene que ser así. Si tuviera que responder a por qué saco este disco, la primera respuesta sería que se trata de un capricho. Hay gente que se va de viaje o que se compra una tele. Yo me he hecho un disco con temas que tenía guardados. Disponía de más de veinte y al final creo que serán entre ocho y diez. Son temas que no cuadraban en ninguno de los proyectos de los que formo parte. Y también hay una parte de reto personal. Hace como dos años que estoy con la idea de sacar este disco y nunca encontraba el momento, pero finalmente me he tirado a la piscina.

—¿Cómo ha sido la preparación del álbum?
—Me hubiera gustado tener un mes para tocar y estudiar la batería, ya que hace tiempo que no me siento detrás de una para practicar y potenciar el instrumento; o tocar el bajo para ponerme en forma, porque hace años que no lo toco. Tengo poco tiempo porque estoy a tope de trabajo, y doy gracias por ello, así que monté la batería en el estudio, lo grabé tal cual y así se ha quedado después de hacer dos o tres tomas de cada tema con cada instrumento. Me apetecía mucho ponerme a prueba a mí mismo.

—O sea, que el disco ya está grabado.
—Sí, estoy con las mezclas y cavilando un poco el diseño. Lo que son los temas ya están grabados.

—¿Cuánto tiempo ha durado la grabación?
—Lo que es grabar el disco, comencé aproximadamente hace un mes. No ha sido decir ‘me cojo un mes para grabar’, sino más bien ver que una tarde no tenía nada de cinco a ocho y me iba al estudio a grabar dos o tres temas.

—¿La cuestión tiempo está complicada con la actual gira por Catalunya con Projecte Mut?
—Estamos muy bien con Projecte Mut. Tenemos mucho trabajo y creo que el proyecto se lo merecía por el talento de David, por todo lo que significa Projecte Mut. Y ahora parece que hemos dado con el equipo perfecto, con el management de Mariano Pérez de Olaguer (Posto Nove), La buena ventura musical, que es la empresa de promoción... Empezamos a estar dentro del circuito. Con Omar, en el estudio, estamos llevando dos o tres grabaciones a la vez, además de otras cosas que estoy haciendo por mi cuenta de músicas varias.

—Hay algo intrigante en el título del álbum, ‘Alter Ego’. ¿Hasta qué punto es usted en este proyecto, el primero que firma a nivel individual?
—Lo único que tengo claro es que soy músico en el ámbito más global de la palabra, o por lo menos quiero llegar a ser músico en ese sentido. Me gustan mucho todos los aspectos de la música, desde componer una pequeña melodía, hasta cómo hacer llegar un disco a determinado medio de comunicación, o qué previo usas para registrar un tipo de sonido. Respecto a la personalidad, es una búsqueda de la mía. Es cierto que he compuesto canciones con Statuas o con Projecte Mut, incluso he podido hacer algo como Ressonadors gracias a Omar, pero no había podido poner en marcha algo con lo que poder decir que me da igual el mercado, quién escucha el disco o si gusta o no. Es un capricho, olvidarme un poco del producto, porque todo disco es un producto que tiene que tener alguna salida comercial, por muy mal vista que esté a veces esta palabra. Si el disco no se vende es que no ha funcionado, porque así es este mundo, y este disco en concreto me da igual que no funcione.

—¿Y por qué este título?
—Me gusta porque implica buscar la propia personalidad, que en mi caso aún la estoy buscando y creo que tardaré en encontrarla. Pero también porque contiene la palabra ‘ego’, que en el caso de los músicos nos toca mucho. El ego es algo que cuanto más reduces mejor lo haces todo. Lo estoy aprendiendo con el tiempo. En cuanto lo dejas a un lado empiezas a descubrir cosas, como que acompañar a un cantante es una maravilla, que hacer pocas notas es mucho mejor que hacer doscientas o que no tocas para impresionar a nadie, tocas para emocionar. Se supone que si estoy haciendo un disco que es para mí, que toco yo solo y que es un poco virtuosista puede parecer pretencioso. Aunque de verdad que no es así, no es su función. No es para lucirme, ni mucho menos, ni para tocar mejor que nadie, sólo es un gustazo. Es hacer lo que me dé la gana. Y luego están los amigos, que me han ido empujando para sacarlo después de escuchar algún fragmento.

—¿Saldrán muchas copias?
—No haré muchas copias, seguramente unas 500, y es muy probable que la mayoría las regale. Si luego se vende alguna y se puede recuperar inversión mejor.

—Entonces, ¿cuál es la imagen que tiene usted del disco?
—Es un examen, como si fuera una prueba de final de curso. El otro día, al conocer la noticia de que Manuel Ramón Mas se retiraba, caí en la cuenta de que llevo veinte años tocando. Empecé en 1993 en la Banda Simfònica. En 1997 formé el primer grupo y entré en una espiral que hoy aún no ha parado. Y que dure. Este disco es como un punto y aparte. Quiero quitarme cosas de encima, quiero deshacerme de complejos, quiero equivocarme, porque escucho las pistas del disco y aún veo fallos. He intentado exprimirme al máximo, ponérmelo todo lo difícil que he podido como instrumentista, siempre que el resultado fuera bueno. Cuando estás en Projecte Mut o Ressonadors estás exprimiéndote como acompañante, que es también un trabajo complicado e importante, a veces incluso más que coger tú el protagonismo. Alter Ego es un disco instrumental, no hay una voz que esté diciendo nada. Los que hablan son los instrumentos y tengo que intentar emocionar a través de ellos.

—¿Y cómo afronta este paso en solitario?
—Es el disco que más vergüenza me hace de cara a la gente. Mucha. Esta cosa del disco en solitario con Joan Barbé en la portada, como si yo fuera alguien. Son temas tan íntimos, que he compuesto tan en soledad, que es un poco como abrirme, quitarme el miedo a enseñar lo que tengo, a mostrar estilos que no he tocado con otros grupos. Hay rock progresivo, hay funky, hay jazz... Igual la gente no se espera algo así y cuando escuche el disco a alguno no le gustará, pero no me importa.

—¿Tiene ya una fecha prevista para presentarlo?
—No. Espero tenerlo listo antes de junio, antes del verano. Me pondré las pilas ahora. Quedan cosas como las fotos, y no soy nada fotogénico, y el diseño gráfico. También está la posibilidad de hacer algún vídeo con alguno de los temas para ponerlo en Youtube, porque hemos grabado algunas de las sesiones en el estudio durante las grabaciones. Todo pasa por quitarme complejos. Escucharme y no tener miedo de que me escuchen los demás.

—La web era algo que aún faltaba ¿no?
—Surgió porque vivo de esto, de la música. Es una herramienta más para exponer mi trabajo. No me lo había planteado nunca, pero fueron surgiendo una serie de cosas: el trabajo que hacemos en el estudio, los proyectos en los que estoy y últimamente este disco en solitario. Decidí lanzarme porque al final lo que buscamos los músicos es vivir de lo nuestro de la mejor manera posible. La página en sí es muy sencilla. La he hecho yo mismo, con programas específicos, porque no buscaba un diseño espectacular, sino algo práctico y sencillo que vaya a lo que tiene que ir.

—Músico, creador de webs...
—Hace algunos años que estoy descubriendo que hago bastante intrusismo laboral. Realmente soy batería, creo que es lo que soy porque es lo primero que hice y si no es lo que mejor se me da sí es lo que más me gusta. Luego, dentro de la música, he hecho un montón de cosas más: guitarra, ukelele, acordeón, producción, arreglos sinfónicos, música para ballets, bandas sonoras... y ahora además me meto a hacer diseño gráfico, que no tengo ni idea. Todo surge de las necesidades de los grupos de autogestionarse. Con Statuas.d.Sal, Ressonadors o Projecte Mut en muchas ocasiones no teníamos ni discográfica, ni manager, ni nada, tienes que hacerlo todo tú mismo y con el tiempo todos hemos ido aprendiendo, Omar Gisbert, David Serra o yo mismo.