El óleo ‘Eivissa des del mar’ es uno de los exhibidos en Montserrat. Abajo, ‘El passeig de la tarda a sa Marina’.

Una Eivissa postcubista, ligeramente ‘picassiana’, es el legado que el pintor Jordi Fornas ha dejado para la memoria artística de la Isla. Una memoria, todo hay que decirlo, muy poco conocida y que ahora el Museu de l’Abadia de Montserrat, en el denominado Espai Pere Pruna, ha recuperado en una exposición que podrá verse hasta el próximo 9 de junio y que ha sido comisariada por la historiadora y crítica de arte Sílvia Muñoz d’Imbert.

«La estancia en Eivissa marcó profundamente al joven Fornas y constituye un capítulo importante que nunca abandonará en su trayectroia artística», apunta Muñoz. Tras la separación de sus padres, a finales de la década de los cuarenta, el artista, ya finalizados sus estudios de Bellas Artes, viajó a Eivissa junto a su madre y permaneció en la Isla hasta 1954. Fornas tenía, según la comisaria de la muestra, «la voluntad de alejarse de los ambientes culturales barceloneses y encontró en la isla su paraíso, la oportunidad de crear un estilo propio con el que se presentó en diversas exposiciones, desde la primera Bienal Hispanoamericana de Madrid hasta el Saló d’Octubre de Barcelona, entre otros».

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