Antoni Marí, a la izquierda, junto a Enrique Juncosa, ayer por la tarde durante su lectura en el MACE. | DANIEL ESPINOSA

Aunque pueda parecer extraño, el poeta, novelista y ensayista Antoni Marí (Eivissa, 1944) no había protagonizado aún una lectura de su obra en la Isla, una oportunidad que le brindó ayer el Museu d’Art Contemporani d’Eivissa (MACE). Marí clausuró la segunda edición de las Lectures Poètiques de la institución, que han sido coordinadas por Enrique Juncosa. El autor considera que la poesía en castellano atraviesa «una segunda edad de plata» y que en el ámbito del catalán hay jóvenes poetas «extraordinarios».

—¿Qué opina de la iniciativa del MACE de promover la poesía a través de estas lecturas?

—Me parece fantástico. Es una convocatoria interesante porque en Eivissa estas cosas no se hacen nunca excepto en los recitales por la luna llena. Es un aliciente más que tiene la ciudad de Eivissa. Y será la primera vez que haga una lectura poética en la Isla.

—Su producción poética se ha ido alternando en periodos de unos diez años entre ‘El preludi’ (1979), ‘Un viatge d’hivern’ (1989), ‘El desert’ (1997) y ‘Han vingut uns amics’ (2010). ¿Es un periodo buscado o pura casualidad?

—Es más bien una casualidad. Lo que pasa es que la práctica de la poesía es lenta y exige mucha concentración y tampoco hay que escribir muchos libros porque las librerías están llenas. Hay que escribir lo necesario y no pasarse. Procuro ahorrar lo que puedo para que salga y se publique lo que me apetece publicar.

—En ‘Han vingut uns amics’ experimentó con la forma al componer un largo poema en el que se alejaba de la abstracción de su obra anterior y desarrollaba un lenguaje más coloquial fuera de unas formas poéticas fijas. ¿Sigue en ese campo de experimentación en sus nuevos poemas?

—Cuando uno aspira a hacer una cosa de este tipo siempre intenta adecuarla a lo que quieres decir y a la naturaleza de la cosa en sí. En este sentido, estoy trabajando en una dirección bastante parecida a esta pero hasta que no está acabado no sabes exactamente hacia donde se dirigirá el perfil de la obra.

—Habla de que la poesía requiere tiempo, paciencia y mucho trabajo. ¿La propia obra se va reconvirtiendo a lo largo de ese periodo?

—Sí, claro. Cada obra nueva modifica la anterior. También puede verse con un espíritu crítico respecto a lo que has hecho y como un avance en el conocimiento de las formas poéticas en el marco de la lengua que uno emplea.

—En su caso el catalán.

—De la la lengua catalana diría que se trata de una lengua compleja, difícil, áspera y el trabajo es hacerla amorosa, tranquila, quieta. La poesía tiene su exigencia, tiene sus ritmos interiores, unas rimas asonantes y disonantes que producen música y lo que me interesa de la poesía es la música.