El acueducto, de unos trescientos metros de longitud, separa las parroquias de Santa Eulària y Sant Carles.

El acueducto de s’Argamassa ha estado creciendo a lo largo de 1.700 años hasta casi doblar su altura original debido a los depósitos de cal transportados por el agua. Este es uno de los descubrimientos que ayer dio a conocer Joan Ramon Torres, técnico de Patrimoni del Consell d’Eivissa y uno de los integrantes de la dirección colegiada que supervisa la rehabilitación de estos restos arqueológicos. Esta obra es fruto de un convenio firmado entre el Consell y el Ayuntamiento de Santa Eulària a través del programa Leader, que cuenta con un presupuesto de 44.000 euros y que ejecuta la empresa Refoart con un plazo de ejecución de cinco meses que finaliza en febrero.

Joan Ramon Torres visitó ayer la obra junto a la consellera de Cultura del Consell, Pepita Costa, y de la concejala de Cultura de Santa Eulària, Anna Costa. Para la consellera, el acueducto «ha estado abandonado demasiado tiempo y era importante recuperarlo para el patrimonio insular». Además, la responsable insular de Cultura, aseguró que la obra está permitiendo obtener «información que no teníamos».

En este sentido, Ramon Torres recordó que este acueducto es conocido en el mundo arqueológico «desde hace más de cien años», aunque matizó que «la visión que existía por parte de los profesionales era muy distinta a la que estos trabajos actuales nos da». En primer lugar, el técnico de Patrimoni apuntó que se tenía el convencimiento de que el estado del acueducto era mejor del que realmente tiene. «Un examen más profundo ha demostrado que sufría un proceso de deterioro bastante grave después de siglos de abandono». Esta infraestructura fue erigida en la primera mitad del siglo I, en el Alto Imperio Romano, y dejó de emplearse a finales del siglo II o principios del III debido a una crisis que afectó a todo el ámbito mediterráneo.

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