Con la cantidad de gente dañina y prescindible que hay en el mundo, va la vida, tan indiferente ella, y nos mata a un gran poeta necesario.

Al oír la triste noticia me vino a la mente la cena entrañable que compartí con él en Eivissa. Fue en 2008, cerrando la primera edición de Ibiza Puerto Mediterráneo del Libro (otra víctima cultural de la crisis), antes de que Gelman fuera a recibir en Alcalá de Henares su merecido Premio Cervantes.

En su mesa estaban también Benjamín Prado, su pareja y Jordi Salewski, del equipo organizador y buen amigo. Una velada animada, sobre todo por la gracia y ocurrencias de Benja y por los comentarios sobre cualquier tema del poeta argentino, a quien el día anterior entrevisté para este periódico. Un recuerdo de lujo, como lo fue la extraordinaria lectura que el poeta y periodista dio en Can Ventosa. Textos hondos y emotivos, irónicos algunos y dolidos los más. Leídos con una voz, una dicción y un arte envidiables. Una pena, sí, la pérdida de tan gran caballero. Buen viaje, señor.