La escritora catalana Ana Maria Moix presentó hoy su libro "24 horas con la Gauche Divine", en el que traza un retrato irónico del grupo de intelectuales y artistas que en la Barcelona de los sesenta llevó a cabo una revolución cultural en el aire enrarecido y gris del franquismo. EFE/Lluís Gené. | LLUIS GENE

La novelista y poeta Ana María Moix, hermana del también escritor Terenci Moix, falleció este viernes en su Barcelona natal a los 66 años tras una larga enfermedad. El funeral tendrá lugar este lunes en el Tanatorio de Les Corts, donde se abrirá mañana al público la capilla ardiente a partir de las 14,00 horas.

Nacida en Barcelona en 1947, es autora de una extensa obra que abarca la novela, la poesía, la literatura infantil y el ensayo, además de traductora y editora. Una de los voces más reconocidas de su generación, cursó estudios de Filosofía y Letras y en 1969 publicó su primera obra, el poemario Baladas del dulce Jim, que apareció en la editorial El Bardo y ha sido reeditado posteriormente en Bartleby Editores.

La editora y poeta desarrolló toda su carrera literaria en lengua castellana y estuvo vinculada a intelectuales de izquierdas de la Barcelona de la década de los sesenta y setenta. Considerada como una de las principales voces literarias de la llamada ‘gauche divine’, en 1970 obtuvo el Premio Vizcaya de poesía por el libro A imagen y semejanza y ese mismo año fue incluida en la famosa antología Nueve novísimos poetas españoles realizada por Josep María Castellet.

Entre su producción narrativa destacan las novelas Julia (1970), No time for flowers (1971) y Walter, ¿por qué te fuiste? (1973). Ha publicado también varios libros de relatos, entre los que se encuentran Las virtudes peligrosas (1985), y De mi vida real nada sé (2002), así como el ensayo Maria Girona: una pintura en libertad (1977) y los cuentos infantiles Miguelón (1984) y La Niebla (1987).

Asimismo, ha traducido la obra de autores como Samuel Barclay Beckett, Margarite Duras, Michel Leiris y Mercè Rodoreda y cuenta con numerosos reconocimientos, como el Premio Ciudad de Barcelona en 1985 y 1994, por Las virtudes peligrosas y Vals negro, respectivamente.

Ana María Moix había declarado que Rosa Chacel era la escritora que más la había influido en ella y con la que mantuvo una asidua correspondencia reflejada en su obra De mar a mar: epistolario Rosa Chacel-Ana María Moix (1998).

Para Ana Maria Moix la literatura era «un tejido que se va tejiendo a lo largo de los siglos y que para nosotros comienza en Homero.