Una de las instantáneas que pueden verse en la exposición. | (c) Sergio G. Canizares

La Eivissa de 1955 era totalmente distinta a lo que es ahora. Ni un resquicio de las grandes discotecas, de los grandes hoteles, de los complejos turísticos ni de la masificación a la que estamos acostumbrados. Era más bien todo lo contrario. Atuendos payeses, tranquilidad, relajación, trabajo en el campo y después, por la tarde, sentarse en la puerta de casa a ver como pasa de largo la vida.

Un estilo de vida que ahora se puede recordar hasta el próximo 31 de octubre gracias a la exposición de fotografías de Heinz Vontin que acoge el Museo Puget de Dalt Vila gracias al trabajo de Elena Ruíz Sastre, directora del Museu d’Art Contemporani d’Eivissa.

Se trata de 40 instantáneas que captó el fotógrafo alemán con sus dos cámaras Leica, sus objetivos de 35, 50 y 90 milímetros y su teleobjetivo en las tres semanas de 1955 que pasó con nosotros, del 5 al 25 de mayo. «Ese año Vontin llegó a Eivissa movido por la curiosidad ya que en contra de lo que sucede ahora la isla era totalmente desconocida en Alemania y lo que en principio era un viaje completamente turísticos se convirtió en un viaje de trabajo debido a la pasión que sentía por la fotografía», resaltan desde el Museo Puget.

Así, equipado con la máquina preferida por los fotógrafos de prestigio como Henri Cartier-Bresson, Robert Capa o Sebastiao Salgado, que destacaban de ella la calidad de su óptica, consiguió interpretar a la perfección la vida en la calle de las gentes de Eivissa. «Siempre otorgó un papel fundamental a las personas, por lo que en las fotografías se puede disfrutar de sus paseos, de sus tertulias, de sus faenas, de sus juegos, o de cosas tan comunes como la espera del correo o la fila de una tienda», aseguran desde la exposición.