Imagen promocional dela formación actual de Canteca de Macao. | Carlos Terreros

Las Dalias espera esta noche, a partir de las 22,00 horas, a los componentes del grupo madrileño de flamenco, reggae y ska Canteca de Macao. Fundado por Ana Saboya, Anita, e Isidoro Lora-Tamayo, Chiki, entre otros miembros, se han hecho un hueco en el escenario musical español gracias a su música alegre, divertida y cargada de «buen rollo». En todo este tiempo han editado Cachai, Camino de la vida entera, Agua pa’la Tierra, Nunca es Tarde, y Unadecada, un recopilatorio con el que celebran sus primeros diez años en la música. En todo este tiempo, han evolucionado y se han reinventado pero siguen siendo aquel grupo libre y sencillo que vende sus discos en sus conciertos y que defiende a los que venden sus cds en el top manta.

—Habéis recorrido medio mundo, desde cada rincón de la península hasta New York, Costa Rica, Marruecos, Hungría, o Chicago. Y ahora en Eivissa. ¿Es ideal la isla para vuestro estilo cargado de buen rollo?

—Cualquier sitio es bueno para compartir música, pero en Eivissa en particular teníamos muchas ganas de tocar. Por su energía, por su encanto, porque hemos estado recorriendola...

—Canteca de Macao, parece un trabalenguas pero que ya forma parte de la cultura popular... ¿cómo nació todo?

—Fruto de la casualidad. Nos conocimos Chiki y yo y comenzamos a hacer canciones por diversión. Al resto lo conocimos en distintas andanzas por Madrid cuando había mucho movimiento cultural. Nosotros teníamos que ver con el ambiente universitario y nos movíamos por el centro, donde la inmigración era un caldo de cultivo para la fusión cultural y el aprendizaje horizontal. De todo ese caldo surgió Canteca de Macao.

—En 2005 debutastéis con Cachai. ¿Cómo ha sido la evolución en estos casi 10 años?

—Ha sido paso a paso, con algo de improvisación y aprendizaje por el camino. Nos hemos reinventado mil veces en la manera de hacer las cosas, intentando siempre hacer carrera a nuestra manera, libremente. En un principio, para mí la música era una herramienta de expresión pero ahora es un fin en sí misma. En fin, que aunque hemos evolucionado seguimos conservando cosas del principio que nos permiten mantener una frescura que no queremos perder.

—¿Y por eso segúis viviendo en barrios populares?

—Sí, durante mucho tiempo vivimos en Lavapiés. Ahora vivo aún en un barrio bastante más humilde y mi ilusión es volver al centro.

—¿Todo eso ha influído en vuestro estilo de música?

—En su momento lo hizo. Nos movíamos por Lavapiés, Malasaña y otras zonas y eso se notó. Además, nos ha sido muy importante compartir la música en la calle y esas reuniones en torno a una guitarra en las que de pronto alguien sacaba su instrumento y sumaba colores.

—¿Y pensabáis llegar hasta aquí cuando distribuías vuestros discos en vuestros conciertos?

—Nunca se sabe. Aún tenemos que crecer porque no tenemos la sensación de haber llegado a una posición de relajo. Seguimos peleando por seguir viviendo de lo que realmente nos motiva que es la música. Y por eso, aún seguimos vendiendo discos en nuestro concierto, como demuestra que nuestro último disco, Unadecada, lo hemos sacado en edición limitada y sólo puede comprarse en los directos.

—Precisamente con ese disco celebráis diez años en la música.

—Sí, es el trabajo que preparamos durante todo 2013 para celebrar nuestro décimo aniversario. Contiene 10 videoclips con temas nuestros reversionados, colaboraciones especiales y un documental que narra cómo se hizo todo. Y, por supuesto, todo autogestionado, autoproducido y autofinanciado.

—Precisamente, en vuestro segundo disco, Camino de la vida entera escribíais: «Canteca de Macao permite legalmente la descarga de este CD». ¿Qué opináis de la ley antipiratería y del top manta?

—La gente se tiene que buscar la vida como puede pero el que lleva el negocio en la sombra es otra historia. De todas formas, nosotros abogamos por la libre difusión de la cultura. Gracias a Internet nos han escuchado en países a los que nunca habría llegado y eso es muy bonito. Pero también es cierto que la gente tiene que ser consciente que los proyectos hay que apoyarlos para que sigan adelante, porque al final de todo, este es nuestro trabajo.

—Y vuestro disco, Nunca es tarde, nació gracias al crowdfunding y la gente puede descargar gratuitamente las canciones desde vuestra página web. ¿Os consideráis unos pioneros?

—Sí. Y también en el hecho de estar en una discográfica y aún así permitir la libre descarga de nuestra música. Lo que intentamos es siempre hacer las cosas con el corazón y de la manera más justa posible.

—Entonces, ¿os consideráis unos afortunados tal y como están las cosas en la industria?

—Somos unos afortunados tal y como están las cosas en la vida en general. Pero también hay que sudar mucho para mantener lo que se ha conseguido y no todo el mundo aguanta la presión.

—¿Y cual es entonces vuestro secreto para seguir funcionando tan bien?

—La constancia, el esfuerzo y seguir a piñón fijo.