Lamary de Chambao, en una imagen de promoción.

En el año 2001, María del Mar Rodríguez Carnero, Lamari (voz) y los primos Daniel Casañ (composición y guitarra) y El Edi, Eduardo Casañ (composición y guitarra), amigos y vecinos, comienzan a compartir momentos musicales en el barrio de Pedregalejo, en Málaga. Poco después maquetan las canciones del que fue su primer disco, Flamenco Chill. La mezcla del flamenco y de música electrónica ambiental, el chill out, desembocó en un concepto musical novedoso y original, a la vez español y cosmopolita. Este fue el arranque de una carrera que no se ha detenido ni un momento y en la que han obtenido numerosos reconocimientos.

—De nuevo en Eivissa. Usted es casi una vecina más de la isla.

—Es una isla preciosa, con mucho encanto. Me gusta mucho escaparme y disfrutarla cada vez que puedo, darme un paseito por el campo y por el casco antiguo.

—Sin embargo, usted refleja una forma de entender la vida que está muy alejada del lujo que está invadiendo a Eivissa. ¿Qué opina de todo esto?

—Opino que seríamos más felices si nos preocupáramos más por ser que por tener.

—Vaya año intenso que están viviendo. Celebrando su décimo aniversario en la música y recibiendo premios, el último en Cuba (Premio Internacional Cubadisco 2014 con su álbum 10 Años Around The World). ¿Fue una experiencia inolvidable?

—Sí, estoy muy agradecida al público cubano por esta distinción y tengo en mi corazón los días que pasamos en Cuba como algo especial, algo mágico y que llegó en el momento que tenía que llegar.

—Tras triunfar en Cuba y tocar en el glaciar Perito Moreno, ¿dónde está el límite de Chambao?

—Quizá yo no le llamaría límite, sino que cada día nos van pasando cosas, surgen historias e ideas. ¡Hay tantos sitios a los que ir, donde tocar y compartir nuestra música! Creo que se acabaría el día que Chambao dejara de latir.

—Diez años de su debut, ¿cómo empezó todo? ¿Se imaginaban llegar tan lejos?

—Todo comenzó en 2001 con gente maravillosa que llevo siempre en mi corazón. Hoy en día, sigo rodeada de gente muy especial y currantes con una gran ilusión. Intento disfrutar de un sueño en el que vivo, que es la música, y donde todo es tan imprevisible que prefiero no esperar nada. Mejor centrarme en vivirlo y no en imaginar vivirlo.

—¿Cómo llevan el éxito?

—Cada día, algo te hace recordar que eres una persona más, con días buenos, malos, familias, historias que te van pasando. Precisamente en este tipo de trabajo, un día estás aquí y al siguiente, ya no. Nada es fijo. Tan sólo haces lo posible por hacerlo bien, no fallarte a ti misma y tirar palante, nada más.

—Siempre han sido asociados al ‘flamenco chill’. ¿Son sus inventores o Chambao va mucho más allá de este género?

—En el primer disco y presentación de Chambao quisimos definir nuestro estilo y los llamamos Chambao Flamenco Chill, aunque con el tiempo y las influencias hemos ido mezclando y disfrutando de la riqueza de la fusión.

—No paran de reinventarse. ¿Puede un clásico como ‘Ahí estás tú’ sonar completamente nuevo?

—En cuanto surgió la idea del disco 10 Años Around The World, la premisa que rondaba mi cabeza era precisamente ésa, que cada músico que participara llevase el tema donde quisiera, y así fue. Cada cual hizo que sonaran canciones nuevas sin perder su esencia. Estoy encantada con el resultado y he disfrutado mucho con todo el proceso.

—Además, siguen dando un paso más con sus letras. Algunos temas son muy reivindicativos pero mucha gente no repara en ello. ¿Tan mal está el mundo que hasta Chambao tiene que llamar la atención sobre la situación?

—No es cuestión de llamar la atención sobre lo mal que estamos, más bien es necesidad: la de expresar sentimientos y pensamientos que me emocionan. Está en el lenguaje de la calle, existe, es una realidad que nos interesa a muchos y que intentamos expresar en el día a día o en una canción, para mejorar nuestra convivencia.

—En otras ocasiones, en Eivissa se solidarizó con distintos temas como la Plataforma Antiautopistas. ¿Lo harán ahora contra los sondeos?

—Amo a la madre naturaleza y siempre creo que debemos velar por ella, lo que se traduce directamente en protegernos a nosotros mismos y nuestros hijos. Los sondeos están ocurriendo por desgracia en muchos lugares y vamos a procurar entre todos que no se hagan o que quienes los apoyan se den cuenta del daño que causan.

—¿Usted, que no para de sonreír, tiene algún consejo para afrontar la vida con su optimismo?

—Hace tiempo aprendí que hay que descansar todo lo posible, comer bien, sano y reír, reír mucho.

—Después de viajar por todo el mundo, siempre regresan al sur. ¿Qué tiene Málaga o las playas de Barbate que las hacen tan especiales para cualquiera que haya estado allí?

—Yo lo siento así porque es mi casa, es mi hogar, mi vida y, además, creo que tiene embrujo. Su luz es diferente y su gente, maravillosa. ¿Se puede pedir más?

—¿Es su lugar preferido para desconectar y componer?

—Seguramente sí, aunque la inspiración puede estar en cualquier lugar, en cualquier momento. El punto es estar ahí para que te coja trabajando, como decía el gran Pablo Picasso.