El violinista, residente en Granada, ensaya su repertorio junto con dos músicos de Eivissa.

El violinista británico y ustâd (maestro de árabe) sufí Ali Keeler ha ofrecido un concierto en Eivissa en Can Planeta y ha impartido un taller sobre el arte de la recitación del Corán en el Maqam del Sultán al Awliyá, que es como se llama el lugar de congregación de los sufíes naqshibandíes de Eivissa, es decir, su zagüiya, como se decía en castellano antiguo.

El profesor Ali Keeler estudió la recitación del Corán en Damasco y Yemen, y vive ahora casado y con sus tres hijos en Granada, con su esposa, Maryam, castellana y licenciada en derecho islámico por la misma universidad islámica Abu Nûr de Damasco, donde se conocieron.

En Eivissa, Keeler ha impartido un taller de ese arte de la recitación en el Maqam de Sultán al Awliyá, informó Salahuddin Costa, representante de la comunidad sufí en Eivissa, «una versión actual del ‘rincón’ donde los musulmanes dedicados a la mística, o a la búsqueda directa y personal de sí mismos, se reunían regularmente en un concreto recoveco de las mezquitas». En este taller participaron numerosos hombres y mujeres de Granada, Barcelona e Eivissa.

Los participantes en este taller celebrado en su mezquita o zagüiya payesa de Ca’n Costa d’Arabí también llevaron a cabo otra de las prácticas más célebres de los sufíes: el dikr (o recuerdo) de Allah, apuntó Costa.

«No es propiamente una meditación, porque, aunque esa sí la conocen y practican, Esta ceremonia del dikr o recuerdo consiste en invocar a Dios repitiendo en voz alta y al unísono en cambiantes ritmos y tonalidades, ciertas jaculatorias, versos coránicos o nombres divinos, que producen un efecto sobre cuerpo y alma».

El concierto

«Según ellos», continuó Salahuddin Costa, «salen rebosantes de un estado espiritual que les hace sentir profunda paz y alegría y, sobre todo, un amor total hacia toda la Creación». «Luego tienen sus prácticas diarias silenciosas, que toca compaginar con los quehaceres de la vida común, porque no se considera entre ellos deseable el monasticismo, ni la tristeza», añadió Costa.
Prueba de ello es el concierto que ofreció el maestro Ali Keeler en la sala de la Asociación Can Planeta, en la calle Balears de Vila, con dos músicos ibicencos (por adopción): el tangerino Abdul Mun’im (percusión) y el zaylâshi (oriundo de Asilah – dos ciudades del norte de Marruecos), Mustafá, que tocaba el guimbri de los gnawa.