Pino Daniele. | Wikipedia

El cantautor italiano Pino Daniele ha fallecido a los 59 años a causa de un infarto durante esta noche en su casa de la Toscana (centro), informaron los medios de comunicación del país.

De acuerdo con las mismas fuentes, el músico, que habría cumplido 60 años el próximo marzo, comenzó a sentirse mal durante la noche en su casa de la Maremma, donde finalmente pereció a pesar de haber logrado avisar a su hijo Alessandro.

El cuerpo sin vida del cantautor ha sido trasladado al hospital Sant'Eugenio de Roma.

La primera reacción provino de su amigo el cantante Eros Ramazzotti, quien publicó un mensaje de pésame en su perfil oficial de Facebook. «También Pino nos ha dejado. Te quiero recordar con una sonrisa mientras yo, escribiendo, lloro. Te querré siempre porque eras puro y verdadero, además de un gran artista. Gracias por todo (lo) que me has dado, hermano, siempre estarás en mi corazón», escribió.

Lo mismo hizo la cantante Laura Pausini. «Permanecerás con nosotros, tus fans, para siempre, Pino Daniele. Con tu arte único. Y esta foto conmigo es para darte las gracias por haberme permitido conocerte de cerca. Por cantar contigo», comentó junto a una fotografía de ambos artistas en un concierto conjunto.

Con una treintena de trabajos discográficos, Pino Daniele (Nápoles, 1955), con su voz rasgada y de aire melancólico, es uno de los cantautores más célebres de Italia.

Su estilo fluye entre el rock, el blues y el jazz y sus letras portan un marcado mensaje de denuncia social, sobre todo dirigido a su Nápoles natal.

La voz quebrada de Pino Daniele deja un legado musical perlado por el punteo melancólico de su guitarra y por sus incisivas letras, dirigidas muchas veces a la vida en la capital del Vesubio.

El cantautor nació el 19 de marzo de 1955 en la bulliciosa capital napolitana, en el seno de una familia humilde.

Su padre era un trabajador del puerto partenopeo y fue en los tugurios portuarios donde dio sus primeros pasos con las tropas estadounidenses de la base de la OTAN como público.

Con su voz quebrada y su particular falsete, comienza a destacar en la década de los setenta en medio de esa rica amalgama de músicos que aún hoy pueblan las bulliciosas calles de esta ciudad italiana a orillas del Tirreno.

Su primer éxito relevante fue «Che calore» (Qué calor, 1975) pero su consagración como cantautor no se produciría hasta dos años después, con la publicación de su álbum debut «Terra Mia» (Mi tierra, 1977).

En este disco incluye la que es, con toda probabilidad, una de sus canciones más aplaudidas, «Napule è» (Nápoles es), toda una «poesía de rabia» con la que critica la vida en la urbe, a la que consideraba un sol amargo, un olor a mar, un papel sucio.

En 1980 estrenó «Nero a metá» (mitad negro), uno de sus trabajos que cosechó mayor éxito y que consistía en una fusión perfecta entre el blues americano y la canción popular napolitana.

Un año después protagonizó uno de los conciertos más recordados de su carrera, cuando logró reunir en la plaza napolitana del Plebiscito a 200.000 personas.

De este modo comenzó una larga carrera en la música y sobre los escenarios y repleta de grandes éxitos como «Bella 'mbriana» (1982), «Bonne soiree» (1987), «Sotto o'Sole» o «Uomo in blues» (ambos en 1991).

Su estilo fluye entre el blues, el rock y el jazz y sus temas han ejercido de banda sonora para la vida de los italianos en las últimas décadas con conocidísimos temas como «Je'so pazzo» (estoy loco) o «Quanno chiove» (cuando llueve).

Durante su carrera discográfica, con una treintena de trabajos publicados, colaboró con algunos de los mejores músicos internacionales como Eric Clapton, Wayne Shorter, Pat Metheny, Chick Corea, Gato Barbieri o Billy Cobham.

También ha colaborado con otros exponentes de la música patria como Jovanotti, Eros Ramazzotti, Lucio Dalla, Laura Pausini e incluso el rapero J-Ax.

Con su carácter «dulce y explosivo», pronto se convirtió en todo un símbolo de la cultura napolitana, renovando su tradición musical y exportándola al extranjero.

En su biografía publicada en su página oficial, Daniele se enorgullece de la «independencia discográfica y artística» de la que gozaba y que le llevó a tocar en «calles en las que nunca entra el sol» como el teatro Olympia de París, el Umbria Jazz, el Apollo de Nueva York o el Festival de Varadero, en Cuba.

Precisamente esa «independencia» constituía uno de sus principales filones o tesoros y de ella solía presumir en cada ocasión.

Recientemente aseguró a los medios que vivía «pasando de las clasificaciones, de la mercadotecnia y de la discografía».

«La paranoia de las clasificaciones o del disco por la radio, el impulso al humor y a los gustos de directores artísticos del mundillo... ¡Basta! (...) Sin saber lo que quiere la gente hago lo que siento», explicó.