El tiempo nublado y ventoso de ayer por la mañana no hacía vaticinar la espléndida tarde que quedaría después para disfrutarla en la terraza del restaurante Can Cires. El negocio familiar, que inició un matrimonio formado entre una ibicenca y un francés, celebró ayer desde las 11.00 horas y hasta la noche, una gran fiesta para conmemorar su primera década. Diez años en los que Victoria Marí y Francis Weidemann se han puesto al frente de un restaurante de referencia para los habitantes de Eivissa, visitado ya por más de 20.000 personas.

«Nosotros siempre hemos abierto todo el año. Somos un restaurante local que vive de la gente de la isla, tanto nativos como extranjeros, y que potencia siempre el producto ibicenco», apuntó Victoria, que ejerce de relaciones públicas mientras que su marido es el encargado de llevar la cocina, donde elabora una gastronomía que fusiona las recetas tradicionales ibicencas con las de su Alsacia natal. «Hoy servimos por primera vez un plato de mi tierra que es el cochinillo deshuesado y relleno de carne», añadió él.

Claro que éste fue sólo uno de los 30 platos que sirvieron durante la fiesta de ayer y en la que la huella de la carne quedó patente a base de platos como pollo al curry, cordero con ciruelas, albóndigas, roast beef, pastel de carne... «Nosotros, por nuestra localización, somos más fuertes en carnes que en pescados», matizaba Victoria, aunque también destacan en su carta la frita de pulpo y su bacalao Can Cires. «Me gusta cocinar con productos de temporada y cada año incorporamos alguno nuevo. Y aunque los más típicos y demandados, como el Chateaubriand, se mantienen, otros varían dependiendo de la estación», explicó Francis.

Una fiesta gastronómica que rendía tributo al recorrido de Can Cires y que pretendía ser una invitación, en agradecimiento al pueblo ibicenco, donde no faltaron fieles clientes del restaurante de diversas nacionalidades, así como artistas de la isla y personalidades públicas, como el equipo de gobierno de Sant Antoni encabezado por su alcalde José Tur Cires, o la concejala de Turisme, Cultura i Patrimoni de Sant Josep, Helena Benlloch y buena amiga de los dueños: «Vengo desde hace años porque es muy agradable, con un ambiente muy internacional y se come muy bien», explicó Benlloch.

Así, sustentado sobre los pilares de la cocina de calidad, el arte, el buen servicio y la buena atención al cliente, Can Cires se perfila como un enclave de naturaleza envidiable, en el corazón de la isla, donde se respira tranquilidad mezclada con una excelente gastronomía.