De padre carpintero y madre colchonera, Joan Castelló i Guasch se vio obligado a comenzar a trabajar cuando era muy joven. El que, con los años, se convertiría en el gran maestro de la literatura costumbrista de las Pitiusas empezó a trabajar primero de vendedor y después de cajista en el diario El resumen, oficio al que sumó después trabajos tan variados como ayudante de farmacia, pastelero e incluso molinero.

Uno de los maestros del maestro fue el canónigo e historiador Isidor Macabich, a cuyas clases de cultura general asiste en el Centre d’Acció Social.

Con la llegada de la II República, Castelló empieza a escribir artículos de contenido social en varias publicaciones socialistas. En 1932, por uno de estos artículos es procesado y sentenciado a presentarse semanalmente ante el juzgado de Palma, lo que le obliga a irse a vivir a Mallorca.

Tras la Guerra Civil, durante la que es movilizado a la península con las tropas franquistas, vuelve a Mallorca donde retoma el oficio de impresor y en 1945 publica el primer número del almanaque El Pitiuso. El típico calendario con los días de las fiestas, pronósticos meteorológicos, consejos de agricultura o el paso de las estaciones pero también rondallas, canciones, romances o refranes.

Otra de sus publicaciones que marcaron un hito fue Ibiza y Formentera, índice para el viajero, en 1948, una guía turística de la que se hicieron múltiples ediciones y fue traducida al inglés, francés y alemán.

En 1952 publica Supersticiones ibicencas, un breve estudio sobre las supersticiones de las Pitiusas y sus personajes mitológicos: barruguets, follets o fameliars. Un año después, sus Rondaies eivissenques inauguran su etapa o como folklorista, durante la que se dedicó a recopilar unas 120 rondalles de las Pitiusas. Del mismo modo, en 1967 publica Bon profit! El libro de la cocina ibicenca, que se convierte en el libro de gastronomía más conocido de las Pitiusas y en cuya elaboración le ayudó su mujer, Josepa Orvay.

Una vida dedicada a las tradiciones de Ibiza y Formentera que llevó a cabo a lo largo de su medio siglo de vida en Mallorca, donde fundó la Casa d’Eivissa en 1953 junto a otros ibicencos.

En el otoño de 1978, en plena etapa creativa, Joan Castelló sufre una embolia de la que nunca se recuperará más para la literatura. Murió en 1984 y cuatro años después el Institut d’Estudis Eivissencs comenzó la tarea de editar su obra completa.

Calle Joan Castelló i Guasch

Las rondalles, un arte transmitido de una generación a otra

Las rondalles son narraciones breves de carácter fantástico que se destinaban principalmente al entretenimiento de los niños. Una forma de literatura popular que se transmite oralmente de generación en generación cargada de valores morales y que tiene una ambientación local.

Joan Castelló ha sido reconocido como el compilador por excelencia de las rondalles pitiusas. En los siete volúmenes y los diferentes artículos que publica sobre esta cuestión, destaca el uso de una lengua lena de matices, como buen exponente del ibicenco oral.

Las rondalles o cuentos populares suelen tener un componente fantástico muy importante pero las de Castelló tienen un tono realista. Son personajes humanos, sin elementos sobrenaturales que viven en lugares de las Ibiza y Formentera que el lector rápidamente identifica.

La labor de Castelló fue la de recrear una historia basándose en la estructura popular aportándole más gracia que la que tenía inicialmente.