Pedro Cárceles, director de Un mar de posibilidades, fue el maestro de ceremonias ayer de la emotiva clausura de la decimotercera edición de este programa lúdico terapéutico para dependientes que se ha estado celebrando en la playa de Talamanca desde mayo a mediados de octubre beneficiando a 313 personas con diferentes afecciones motoras, cognitivas o psíquicas, pertenecientes a 12 centros asistenciales de la isla.

En un sencillo acto que se celebró en las instalaciones del Club Naútico de Ibiza todos los participantes en el programa – voluntarios, terapeutas, socorristas y autoridades – destacaron la importancia de este proyecto pionero en España, «por la labor y la ayuda humana y terapéutica que se da a los participantes de Can Raspalls, Cas Serres, la residencia Can Blai o la residencia Reina Sofía, entre otros y que anualmente esperan las fechas de inicio del programa porque son momentos que les regalamos a ellos». No en vano todos ellos han disfrutado de masajes, juegos con la arena, embarcaciones hechas para la ocasión en las que los usuarios flotan en el agua o snorkel. «Los hemos paseado por el mar y los hemos mimado y abrazado», explicó Pedro Cárceles mientras algunos ojos se llenaban de agua.
El presupuesto con el que se ha contado este año ha sobrepasado los 86.000 euros aportados por los patrocinadores, todos los ayuntamientos de la isla, el Consell de Ibiza y el Club Náutico Ibiza, cuyos representantes acudieron ayer al acto.
Además, Un mar de posibilidades ha formado a 9 voluntarios en prácticas que han ayudado a que esta temporada «haya sido todo un éxito» involucrando además a 12 asociaciones, entre las que se encuentran APNEEF, ONCE, ASPANADIF y la Asociación Asperger.