Fotografía promocional de la formación actual de la banda cordobesa Medina Azahara, encabezada por Manuel Martínez desde el año 1979.

Dice la historia que Medina Azahara, castellanización del nombre en árabe Madinat al-Zahra o ciudad brillante, fue una ciudad palatina que mandó edificar el califa Abderramán III como homenaje a su mujer favorita, Azahara, a unos 8 kilómetros de Córdoba, concretamente en Sierra Morena. Actualmente, y desde 1923 su yacimiento arqueológico está declarado Bien de Interés Cultural.

Casi lo mismo podría suceder con el grupo de rock andaluz que lleva su nombre. Y es que Medina Azahara es una de las bandas míticas de la historia de la música española gracias a temas como Necesito respirar, Paseando por la mezquita, A mi madre, Como un sueño, Córdoba, Loco por ti, Ojos negros, Píntalo de negro o Tiempo de abril.

Creada en 1979 en Córdoba por su vocalista Manuel Martínez, Pablo Rabadán, Manuel S. Molina, José A. Molina y Miguel Galán, tras algunos cambios en la formación y muchas idas y venidas, pueden presumir de haber editado 19 discos, el último Paraíso prohibido en 2016, y de estar a punto de cumplir en 2019 cuatro décadas encima de los escenarios. Antes de eso, este sábado Manuel Martínez y los suyos serán el plato estrella de la decimocuarta edición del festival Anem de Palanca que organiza anualmente con gran éxito la Asociación Cultural Música Retro en Sant Antoni.

—El festival Anem de Palanca que se celebra anualmente en Sant Antoni está dedicado a la música retro. Sin embargo, ustedes de retro no tienen nada. Siguen al pie del cañón después de casi cuatro décadas.
—Pues la verdad que sí. Cuando nos llamaron para proponernos participar y leí de qué iba me quedé un poco sorprendido porque nosotros seguimos en activo y habiendo editado nuevo disco, Paraíso prohibido, en 2016. Pero bueno, da lo mismo, estamos encantados de actuar en Sant Antoni porque nosotros lo mismo tocamos con Iron Maiden que en cualquier fiesta de pueblo.

—Lo cierto es que a pesar de los años Medina Azahara parece que no pasa de moda.
—Eso intentamos al menos. Y parece que lo hemos conseguido porque nos siguen abuelos, padres, hijos... familias enteras. Y eso es muy gratificante.

—Pero me imagino que habrán tenido que ir evolucionando con los años. El público no es el mismo en 2016 que en 1979.
—Por supuesto. Y creo que uno de los grandes secretos de que hayamos seguido tantos años en los escenarios ha sido nuestra capacidad de adaptación. En increíble pero ahora los que más escuchan nuestras canciones son los que tienen entre 15 y 30 años.

—Además ustedes empezaron consiguiendo discos de platino por sus ventas y a día de hoy casi todo se mide en descargas. ¿Cómo se adapta uno?
—Siendo consciente de lo que hay y no renunciar al futuro. No te puedes anclar en el pasado pensando que todo lo que pasó fue mejor. Hay que seguir trabajando en nuestra pasión, la música, y si no es por vender discos que sea por coleccionar clicks o listas de reproducción. Lo importante es que se siga hablando de ti.

—Aún así, las cifras están ahí y cada vez se venden menos discos físicos.
—Eso es algo que no se puede negar. Lo mismo se puede decir de la industria de la música, que ha sufrido un grandísimo bajón en los últimos años. Las listas de reproducción, los clicks, la piratería... hacen mucho daño y acaban con muchísimos puestos de trabajo provocando la quiebra de muchas productoras.

—Pero bajo mi punto de vista se pierde el encanto de tener un disco en las manos, abrirlo y escucharlo en casa.
—En eso le doy la razón. Yo aún recuerdo cuando era pequeñito y me compraba mis primeros discos con mis primeros ahorros y la liturgia tan chula que significaba el poder tenerlo contigo. Hoy eso casi se ha perdido porque entre otras cosas, ese niño que antes abría un disco ahora usa una tablet o un móvil con una facilidad insultante.

—¿Cuál ha sido el secreto entonces para no pasar de moda?
—Ser fieles a nosotros mismos y al espíritu con el que empezamos. Y también saber que es necesario ir evolucionando. Está claro que nuestra base está en Córdoba y en lo andaluz y que nuestro rock tiene esas raíces, pero siempre hay que ir haciendo cosas nuevas para no encasillarte.

—¿Ese es el consejo que les da a los jóvenes?
—(risas). Podría ser. No soy muy de dar consejos pero tal vez lo más importante que les diría es que siguieran siendo fieles a si mismos sin querer ir a la moda solo porque sí. Lo importante es tener tu propia personalidad y desde ahí ir evolucionando. Lo importante no es llegar sino mantenerse.

—Y ahora, tras sacar su último disco en 2016, Paraíso prohibido, ¿hacía donde va Medina Azahara?
—Pues creo que va hacia un futuro cada vez mejor. No es por ser pretencioso pero según nuestros fans Paraíso prohibido es el mejor disco de toda la historia del grupo. Y eso es poner el listón muy alto porque hemos hecho trabajos magníficos a lo largo de todos estos años.

—Entonces parece claro que van a llegar a los 40 años en muy buena forma.
—(risas). Por supuesto. Siempre hemos dicho en que seguiremos trabajando hasta que el cuerpo aguante y de momento vamos muy bien. Y aunque quedan aún un par de años para ese cumpleaños estamos muy ilusionados porque desgraciadamente vivimos en un país en el que no se valora como se merece a los mayores. España es experta en apartarte a un lado cuando cumples cierta edad (risas).

—Echando la vista atrás, uno repara que grabaron su disco Caravana española en Ibiza. Fue hace muchos años. ¿Cómo recuerda aquella experiencia?
—Pues sí. Fue genial como todos los recuerdos que tengo de la isla de Ibiza. Y es que aunque no se lo crea yo fui por primera vez a la isla siendo bien joven para trabajar de camarero en Santa Eulària. Eran tiempos en los que había que ganarse la vida como fuera y yo me moví trabajando por todo el Mediterráneo para ganarme unas perras y poder comprarme el equipo con el que tocar.

—Y después, ya volvió a Santa Eulària, consagrado y para grabar en los estudios Mediterráneo. Menudo cambio.
—Pues sí. Fue una mezcla de sensaciones. Por un lado fue bonito porque Caravana española fue el primer disco que nos autofinanciamos nosotros con nuestro propio dinero y nuestro esfuerzo y por otro fue malo porque ante la imposibilidad de encontrar compañía, lo tuvimos que ceder a Tubo-Escape Récords, que nos engañó. La realidad es que no sabemos cuanto vendimos de aquel disco porque jamás nos lo aclararon y no vimos ni un duro.

—Me imagino que la isla de Ibiza que usted conoció en 1987 con Caravana española es muy distinta a la que es ahora...
—Muchísimo. Desgraciadamente la isla que yo conocí cuando llegué a ser camarero no tiene nada que ver con la actual. Y es que Ibiza antes era la isla de la libertad, la naturaleza y los hippies y ahora es la isla de los lujos.

APUNTE

El hijo de Manuel también es artista y productor de música

El hijo de Manuel Martínez, vocalista y fundador de Medina Azahara, ha seguido los pasos de su padre creando en 1994 la formación cordobesa de música rock Estirpe. El hijo de Martínez lleva el nombre artístico de Manuel Ángel Mart, y pone la voz a esta banda que también está compuesta por Loren Gómez, a la guitarra y los coros, Paco Record Jr, como bajista y Miguel Fuentes como batería.

Hasta el momento han editado los discos Ídolos de papel (1997); Víctimas del mismo sol (2000); Ciencia (2002); Inventarse el mundo (2005); Llámalo perdón ((2006); El sentido de la calma (2006); Buenos días voluntad (2009); Querida contradicción (2010); El Tiempo, un placer para detener (2012) y Neurasia (2013).

Además Manuel Ángel Mart es productor de música cediendo incluso sus estudios en Córdoba al grupo de su padre Medina Azahara creando, según Manuel Martínez, «los mejores sonidos que se han escuchado hasta ahora en el grupo».