El programa y la entrevista de esta semana está pensado para arrancar muchas más sonrisas que las habituales. Tantas como las que nos regaló a un servidor, a nuestro fotógrafo Dani Espinosa y a nuestros dos cámaras, Miki Villagrassa y Toni Cardona, Piruleto, aspirante a Sardina Negra de este segundo fin de semana de abril de 2017.

No en vano, se nota a la legua que estamos ante un profesional en esto de hacer felices a las personas, sobre todo a los niños pequeños. Con su colorido atuendo, plagado de rojos, verdes, amarillos y azules, y con su peculiar maquillaje, Piruleto se ha convertido desde que llegó a la isla de Ibiza en 2004 en uno de los grandes referentes en el mundo de la animación. Empezó siendo animador en la cadena Fiesta, actualmente Palladium Hotel, y poco a poco fue creciendo hasta tener un magnífico parque infantil en Platja d’en Bossa, Piruleto Park, al que no le falta de nada. Precisamente eso mismo pudimos comprobarlo nosotros mismos, ya que durante el programa pudimos tener el placer de hacer la entrevista con un colorido sombrero rosa dentro de una enorme piscina de bolas y luego subirnos y lanzarnos por una tirolina e, incluso, hacer una carrera por la zona de multiaventura. Eso sí, Piruleto por la parte destinada a los mayores y el que escribe la entrevista por la de los niños pequeños. Y es que él era el que tenía que ganarse el diploma.

—Muy buenos días. Gracias por dejar que nos metamos en la piscina de bolas de Piruleto Park para la entrevista. ¿Sabe que ahora mismo somos la envidia de muchos niños y mayores?

—(risas). Buenos días. Pues seguro que sí porque la verdad que no podemos estar mejor.

—Usted es experto en arrancar sonrisas a todo el que se le ponga por delante. Es uno de los payasos más conocidos de la isla pero, ¿cómo decidió empezar en este mundo?

—Pues la verdad es que siempre he sido muy payaso porque me encantaba hacer reír. Además, creo que también ayudó el ser el mayor de 8 hermanos y también el primo mayor de mis primas. Y aunque no se lo crea, eso curte mucho (risas).

—Pero eso no fue aquí en Ibiza sino en Valencia. Es que aunque la gente no lo crea usted no nació en la isla.

—Qué va. Yo soy valenciano y aunque realmente soy diseñador de interiores este mundo me gustaba tanto que finalmente me he acabado dedicando a ello. En 2004 llegué a la isla a trabajar como animador cultural, desde 2005 soy payaso profesional y luego cree el parque... En fin que una cosa ha llevado a la otra muy rápidamente. En tan sólo 13 años.

—¿Cómo hace para arrancar una sonrisa a todo el mundo cuando, por ejemplo, se tiene el día cruzado?

—Bueno porque trabajar con niños es algo mágico. Una sonrisa de ellos te hace superar cualquier problema que hayas tenido. Es cualquier antídoto contra las depresiones y los malos días.

—¿Entonces eso es lo mejor de su trabajo?

—Hay muchas cosas buenas la verdad pero sí, una sonrisa de un pequeño por algo que has hecho tu no se paga con dinero. Además está genial el verlos como crecen, como celebraste su tercer cumpleaños y ahora después de este tiempo están a punto de sacarse el carnet de conducir... eso es maravilloso.

—Usted además trabaja con varias asociaciones de personas con necesidades especiales y con proyectos solidarios. Me imagino que eso si que marca...

—La verdad que sí. Intento ayudar en todo lo que puedo dentro de mis posibilidades porque ellos se lo merecen y mucho. No es ningún mérito especial.

—Yo tengo un niño de 10 meses y una legión de sobrinos... ¿Dígame cual es su secreto?

—(risas) Pienso que interactuar mucho con ellos y que te vean como uno más para que te pierdan el miedo. Ponerles caras, jugar con ellos, chocarles las manos... y sobre todo que te guste jugar con los niños. Si no, aunque seas muy buen payaso no hay nada que hacer.

—Pero también, un pequeño lector nos dijo que se asustó un poco al verle vestido en Halloween. ¿Tan real iba?

—(risas) Pues parece que sí no. Iba del guardián de las llaves del castillo y nos curramos mucho el maquillaje. Pero bueno a veces nos apetece salirnos del guión y hacer algo distinto aprovechando que esta fiesta norteamericana está cada vez más integrada en nuestra sociedad. Además, hacemos una gran fiesta para 380 niños, un photocall muy chulo, un pasaje del terror y una paella enorme para 250 personas.

—¿Y en Carnaval? Su disfraz del mundo de Zootrópolis gustó mucho. ¿Tienen pensado el del año que viene?

—Pues queda mucho tiempo aún. Lo que si tenemos claro es que iremos uniformados todos iguales porque este año con Zootrópolis la gente se confundió un poco.

—¿Sí? El disfraz estaba muy logrado...

—Si pero para la gente que haya visto la película, el resto se perdió un poco. Eso sí estamos muy contentos con el resultado final, tardamos más de dos meses en hacer de forma artesanal la carroza, cortando y atornillando nosotros las maderas, y luego ensayamos dos semanas antes con mucha ilusión y dentro de nuestras posibilidades para la coreografía.

—¿Cómo hacía para no liarse con la cola del zorro del personaje principal?

—(risas). Pues complicado porque ella iba por un lado y yo por el otro (risas).

—Viendo las preguntas de nuestros lectores creo que tiene un numeroso club de fans...

—(risas) Eso dicen. Incluso hay madres que dicen que soy el Justin Bieber de sus hijos. Alucina (risas)

—¿Por qué decidió llamarse Piruleto?

—Pues porque buscaba un nombre gracioso y fácil de recordar sobre todo para los niños pequeños. Al final después de mucho buscar encontré este que tiene que ver con las chuches y al final creo que he acertado porque la gente me conoce mucho.

—¿Y no fue arriesgado el no llevar una nariz roja o ir vestido de forma diferente al payaso tradicional?

—Puede ser pero es que la nariz roja tradicional me da alergia y siempre iba con el moquillo colgando (risas). Así que decidí innovar y bueno así me he quedado.

—¿Cuanto tiempo tarda en maquillaje?

—Realmente no mucho. Unos quince minutos.

—¿Le conocen cuando va, digamos, vestido de calle?

—En ocasiones sí, aunque cuando soy Domi y no Piruleto intento pasar lo más desapercibido posible. Pero la verdad no es fácil. Una vez, en el aeropuerto de Bilbao, cuando iba a la boda de unos amigos, de repente una niña pequeña me descubrió y vino a mi gritando como loca... ¡¡¡ Piruleto!!!. E imagínate a mi, allí en medio de todo el mundo... fue superdivertido (risas).

—Una cosa, me encanta su piscina de bolas. ¿No ha pensado en hacer cumpleaños para adultos? Con mi grupo de amigos el parque triunfaría...

—(risas) Alguno hemos hecho no se crea. Hay muchas atracciones para distintas edades, como el multiaventura en el que se puede subir cualquier adulto hasta que la edad le aguante. E incluso, el Piruleto Splash, que en verano está genial porque es muy refrescante con todos los litros de agua que echa.

—¿Y quienes son peor, los padres o los hijos?

—En muchas ocasiones los padres. A los niños les das una serie de normas e indicaciones y las cumplen pero con los padres es más difícil. Además algunos son superprotectores y eso al final también es un problemilla.

—También me han dicho que le preguntara si sigue haciendo despedidas de soltera...

—(risas) Pues ya no. Hace cinco años que ya no lo hago. Antes si lo hacía, en plan cómico, en plan anti streeper o de camarero infiltrado. Nada de desnudos. Pero llegó un momento en que no podía más y decidí centrarme en los niños.

—¿Y hacerlas en su Piruleto Park no se le ha pasado por la cabeza?

—Alguna vez lo hemos hecho y fue muy divertido. Imagínate algunos en el multiaventura y en los castillos hinchables con dos o tres copas de mas (risas).

➧ PROGRAMA

Hoy en la TEF a las 21.55 horas.