Basilio Antonio Carrasco Hernando se convirtió, tras suceder a González Abarca, en el sexto obispo de Ibiza y Formentera y el eclesiástico que cerró la primera etapa de la diócesis antes de que fuera suprimida de manera temporal en 1851.

Carrasco, natural de Guadalajara llegó a Ibiza en 1832 y lo primero que hizo como obispo fue visitar todas las parroquias de Ibiza y Formentera para conocer de primera mano cómo estaban sus diocesanos. A los dos años de su llegada, Carrasco escribió una larga carta al Papa sobre el difícil estado en que se encontraba la iglesia española y, a lo largo de su obispado, publicó numerosas cartas pastorales sobre las dificultades que los cristianos estaban obligados a vivir.

En 1835, cuando las Pitiusas sufrieron una gran sequía, el obispo pidió que en todas las parroquias se celebraran plegarias públicas para lograr el beneficio de la lluvia.

También por decisión del obispo, en 1851 se construyó el aljibe del Poble, en la Mola de Formentera, para aliviar la necesidad de agua que, durante los veranos más secos, tenían que padecer los feligreses.

Aparte de su preocupación por el agua, Basilio Carrasco también insistió en la atención a los más pobres dedicando parte de las limosnas de los ibicencos al hospicio fundado por el obispo Abad y Lasierra de la misma manera que se preocupó por el mantenimiento del hospital público de la ciudad de Ibiza.

El día 4 de abril de 1852, murió en el palacio episcopal después de haber dado las providencias oportunas para que, en caso de ausencia o muerte, no existiera ningún vacío de jurisdicción eclesiástica.

Tras su muerte, el pueblo ibicenco manifestó con grandes muestras de dolor la desaparición de un obispo que, tal y como señaló el historiador Joan Marí Cardona en el artículo dedicado al religioso en la Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera, «por encima de todo siempre había sido un verdadero padre de los pobres, sin que su mano derecha supiera qué hacía la izquierda».

Tres días después del fallecimiento de Carrasco se celebró una solemne ceremonia funeraria en la que los feligreses acompañaron su féretro en un largo recorrido por las calles principales de Vila a la que asistió una gran cantidad de gente. El obispo finalmente fue enterrado en el centro del presbiterio de la catedral de Ibiza en un funeral al que asistió una gran multitud que abarrotó el templo.

Calle Bisbe Carrasco

Sa Séquia,un canal contra las epidemias

A mitad del siglo XIX, el sexto obispo de las Pitiusas mandó abrir en el estany Pudent de Formentera una comunicación con el mar para que sus aguas estancadas dejaran de ser un foco de infecciones que originó periódicas epidemias y provocó la muerte de muchas personas que vivían en las tierras cercanas.

Este canal se llamó sa Séquia e hizo aumentar la extensión, la profundidad y la salinidad de una laguna que, en el pasado, también se había llamado el estany des Flamencs por la abundancia de esta especie de aves.

Tras la construcción del canal, durante la segunda mitad del siglo XIX, fue un importante vivero de peces unido al mar por un brazo artificial que se vendió al naviero Wallis con el objetivo de convertirlo en una importante piscifactoría.

Durante la Guerra Civil, el estany Pudent fue una base de hidroaviones dependientes de la base de Pollença.