La Ibiza más auténtica, la de las tradiciones, la del ball pagès y la que está aferrada al campo y a la pesca como formas de subsistencia, se dió cita ayer un año más en la fiesta que se organiza todos los primeros domingos de septiembre Sa Colla des Vedrà en el Pou des Rafals del municipio de Sant Josep.

Alejada de los circuitos turísticos habituales y prácticamente desconocida para la amplia mayoría de los visitantes que vienen a Ibiza durante el verano, la cita volvió a congregar a numerosos ibicencos orgullosos de sus raíces. Todos ellos disfrutaron con las distintas actividades preparadas para seguir manteniendo viva la llama de las tradiciones pitiusas. Así, por ejemplo, cinco carros de barana hicieron las delicias de mayores y pequeños permitiendo que todo aquel que lo quisiera se subiera a dar una vuelta por los alrededores del paraje y la colla bailó e invitó a todo el mundo que quisiera a sumarse a ellos. Además, hubo competiciones de tir amb bassetja, en este caso puntuable para el campeonato de Ibiza, carreras, tirada de corda y, por supuesto, el siempre complicado y divertido pouar a la cama, consistente en subir un cubo desde un pozo utilizando únicamente una pierna mientras la otra está en el aire.

Y por si esto fuera poco, los precios de todo lo que se ofrecía en la barra también parecían sacados de otro tiempo en Ibiza. Refrescos y cerveza a dos euros, coca de pimientos a dos euros y medio y tortilla, flaó, bunyols, pan con queso o pan con sobrasada también a dos euros. Algo difícil de encontrar actualmente si no es una festa de pou como la que ayer por la tarde noche se celebró en el Pou des Rafals ayudando a que permanezcan vivas las tradiciones de Ibiza y recordando que la isla todavía tiene un lado auténtico y diferente al que se suele vender en los informativos.