José Luis Luna, Pep Tur y Fanny Tur. | J.T.

El miércoles se inauguró la exposición de fotografías Imatges en clau de Jazz. Eivissa Jazz 2013-2016 de José Luis Luna en el Refectorio del Ayuntamiento de Eivissa. La muestra dió comienzó al Eivissa Jazz Festival 2017 que se celebra hasta el 9 de septiembre y se podrá ver hasta el 22 de septiembre de lunes a viernes de 08.00 a 15.00 horas y el jueves 7 y viernes 8 también de 19.00 a 21.00 horas. A la inauguración asistieron un gran número personas como Fanny Tur, consellera de Cultura del Govenr Balear, Pep Tur, concejal de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Eivissa y algunos de los músicos fotografiados como Vicent Tur de la Eivissa Jazz Big Band, Muriel Grossmann y Pere Navarro de la Marina Band.

—¿Qué nos presenta en esta muestra?
—16 fotografías de las cuatro ediciones anteriores del festival en donde he intentado reflejar su espíritu. No son las mejores sino las que representan mejor su filosofía, la de traer a grandes figuras internacionales y nacionales pero también con músicos locales. Hay fotografías de Toni Pagès, de Eva Fernández Group, de Enrico Rava, de Rava New Quintet, de Ivan Kovacevik o de Daahoud Salim.

—¿Cómo surgió su afición por la fotografía musical?
—Como soy un gran melómano empecé a fotografiar conciertos de jazz internacional que organizó el Ayuntamiento de Mallorca a partir de 1985. Me compré una cámara réflex de segunda mano y empecé a tomar fotografías para tener un recuerdo de los músicos. Como vi que salían cosas interesantes continué hasta 1990. Después, no volví a hacer fotos de conciertos hasta 2009 cuando me compré una cámara digital réflex.

—¿Cómo ha sido su formación?
—Autodidacta pero no se la recomiendo a nadie, porque se cogen muchos vicios y muchas cosas las haces por intuición sin saber el motivo. Es mejor una formación sólida.

—¿Cómo fue el paso a lo digital?
—Aunque se pueden hacer retoques con el Photoshop yo creo que la fotografía debe de estar hecha en la cámara. Todavía me queda latente la fotografía analógica, aunque a veces uso el reencuadre para eliminar elementos que sobran y que distraen.

—¿Cómo evolucionan los conciertos de Jazz?
—Cada vez se unifica más con el rock, las luces van cambiando. Antes la luz era estable y permanente y con una foto o dos lo controlabas todo, buscabas el gesto jugando con ella y con el encuadre más sosegado pero ahora como el rock es muy vertiginoso hay que estar más pendiente del gesto y de la complicidad entre los artistas.

—¿Cree que tiene un estilo definido?
—Me gusta hacer primerísimos planos, busco las manos sobre el instrumento, los dedos sobre las teclas, el reflejo en la tapa, la pulsación en la trompeta, el punteo en la guitarra… sobretodo el gesto. Estoy pendiente del recorrido que hace la luz, que suele ser repetitivo y espero la próxima vuelta y el momento exacto para tomar la fotografía iluminada como yo quiero. Han dicho de mí que hacia retratos de músicos y creo que es acertado.

—¿Descarta muchas fotografías?
— Me exijo que como mínimo una de cada cuatro fotografías sea publicable. El número que hago es muy relativo ya que en uno de dos horas puedo hacer 200. Hay grupos que según mi punto de vista musical son excepcionales, pero son muy sosos en el escenario y con diez fotos ya he hecho todo el repertorio, y en cambio con otros podría hacer fotos continuamente.

—¿Qué fotos le gustan más de su trayectoria?
—La de Miles Daves de 1986 me gusta porque su valor es más histórico que artístico. Entonces no había autoenfoque, era manual, la profundidad de campo era mínima, cualquier movimiento de cabeza hacia atrás se desenfocaba. El músico jugaba mucho con los fotógrafos, se te acercaba, se ponía en pose y cuando veía que te ibas acercando y apretabas el click se iba, era una manera de fastidiarnos un poco… y era difícil tomarle fotografías buenas. Es una de las que más me han solicitado.