Kate Beasley / La misión secreta y alucinante de Gertie || URANO

Esta es la primera novela de Kate Beasley, una chica casi recién licenciada que, quizá por su juventud, no parece mirar hacia la infancia con lejanía. De ahí que su creación, la tenaz Gertie Reece Foy, una cría de diez años, se convierta en una persona real cuando lees su historia, que resulta empática y cercana. Este es un libro para niños, con un lenguaje fácil y que trata asuntos que interesan a los niños (aventuras, amigos, celos, retos, el cole), aunque como telón de fondo palpita un tema mayor, más profundo y oscuro: el abandono. Cualquier niño, sean cuales sean sus circunstancias, desea una cosa sobre todas las demás: que le quieran. Y ahí tenemos a Gertie, simpática, cabezota, llena de ideas (algunas no tan buenas), una niña mediocre en los estudios, que vive con su tía abuela porque su madre se largó cuando era apenas una recién nacida y su padre trabaja en una plataforma petrolífera quince días cada mes. Pero Gertie es relativamente feliz, es extrovertida, decidida y divertida y cuenta con dos amigos leales: Jean y Junior... hasta que terminan las vacaciones de verano y comienza el quinto curso con una sorpresa: una niña nueva, Mary Sue, una rubia perfecta que para colmo es californiana e hija de un director de cine y de una activista medioambiental. La segunda sorpresa es aún peor: la madre de Gertie, que sigue haciendo su vida como una sombra al otro lado de la ciudad, va a mudarse. Y ella perderá para siempre la oportunidad de recuperarla o, al menos, de demostrarle lo que se pierde: una hija genial. Así que gesta una misión secreta para llegar hasta ella. A los diez años la infancia está a punto de terminar para dar paso a esa etapa amorfa y complicada que es la pubertad. Y en ese período intermedio se desarrolla esta historia tierna, graciosa y entrañable. Un buen regalo para los niños y un magnífico recordatorio para los adultos, que a través de Gertie sabrán mirar con mayor dulzura y comprensión a los pequeños que les rodean, pues también ellos, además de chillar y moverse como culebras, tienen sus propias preocupaciones y problemas.