Francis Gazeau junto a algunas fotografías suyas que se exponen en la galería Nui del Polígono de Es Gorg de la ciudad de Ibiza. | MARCELO SASTRE

Francis Gazeau, que visita nuestra isla desde los años setenta del siglo pasado y que desde hace algunos años tiene residencia aquí donde ya ha expuesto en varias ocasiones, confiesa a Periódico de Ibiza y Formentera que «como a todo el mundo le gusta la independencia y la libertad», por ello se ha pasado toda la vida viajando. Además, puntualiza que no le gusta «repetir las mismas cosas siempre y también me gusta la aventura en la creción» y matiza que «tampoco me gusta estar pendiente de cuándo le llamará una galería para exponer, que incluso puede llegar a tardar algunos años…»

Estructura autónoma

Como consecuencia de todo ello, empezó a concebir en su mente la idea de una galería ambulante. Este proyecto lo ha materializado y ha creado su propia galería nómada, en donde expone sus obras desde el pasado 22 de septiembre.

Ha tardado un año en construirla en Ibiza, con la ayuda de un equipo que constaba de cuatro expertos en construcción e ingeniería: dos españoles, un inglés y un alemán. Todos los materiales los ha conseguido en la isla de Ibiza, excepto los 300 metros cuadrados de madera que se encuentran dentro de los revestimientos de aluminio exteriores de las paredes del contenedor, que son de barco, especiales para soportar las condiciones exteriores adversas.

Esta galería está formada por dos naves que pertenecen a dos contenedores normales de transporte, de los cuales sólo se ha conservado la estructura principal para quitarles las paredes de hierro y sustituirlas por otras de madera forradas de aluminio, más ligeras y por cuyo interior navegan un entramado de cables eléctricos que conforman todo el sistema antirrobo de los cuadros adheridos a las paredes de la misma. Incluso, según explica Gazeau, consta de una habitación adaptada para vivir una persona, con todas las comodidades de tecnología actual, una cama, una cocina, un baño y aire acondicionado. Y, por si eso fuera poco, toda esta estructura es totalmente autónoma ya que dispone de generador y placas solares.

En un principio estaba programado que se exhibiera en el exterior para cuyo fin se había creado, en el puerto de Ibiza, en es Martell, pero debido a las complicaciones del coronavirus finalmente esta idea no pudo llevarse a cabo y el artista francés optó por ubicarla en la galería Nui, en pleno polígono de Es Gorg.

Viajes por todo el mundo

En el interior y exterior de las paredes están expuestas 47 fotografías de gran formato reflejo de los numerosos viajes que ha realizado el francés por África, Asia y América, acabadas con una técnica personal muy pictórica y visual y tratadas de forma que no se deterioren con los elementos climatológicos como el sol, la lluvia o el viento. La fotografía más antigua de la exposición es de la India y fue tomada en el 1995, la más actual de Etiopía en el 2015.

En ellas, Gazeau utiliza un método en el que superpone las diapositivas en cuatro posiciones logrando efectos de texturas y colores muy intensos. Entre estas texturas se encuentran las de piedras, hierbas, hojas, telas, paredes, maderas, muros viejos y desgastados… algunas, incluso, las crea él mismo.

Todos estos materiales los recoge de los lugares en los que realiza las fotografías y luego los combina de forma sugerente y original con los personajes que fotografía creando un proceso al que llama «el arte del mestizaje», donde recoge todas las razas y pueblos tribales de alrededor del mundo y crea un universo propio y diferente.

Michel Bohbot, gran amigo y experto en Arte Contemporáneo e Historiador del Arte explica, en el texto que se incluye en la exposición, que su obra «es una reflexión sobre el ser humano y el espacio» y que sus fotografías «nos llevan a mundos de ensueños reales o imaginarios» sugeriéndonos que ante una obra suya «hay que dejarse llevar por la magia de las escenas, por la atmósfera de la poesía, por lo que se ve sobre el papel y por lo sugerido y oculto».

Mientras, Francis Gazeu comenta que «cada fotografía es una aventura, detrás de cada imagen hay una historia». Pero, como toda aventura, no está exenta de riesgos ya que ha corrido toda clase de peligros al visitar zonas de conflictos bélicos, tribus, selvas o lugares en donde no era bien recibido, pero él se iba «adentrando en los pueblos, conociendo a sus habitantes y ganándome su confianza hasta poder realizar la fotografía que quería…»
Una de estas aventuras la vivió en Brasil cuando fue atracado, le robaron todo el equipo y todo lo que llevaba excepto una pequeña cartera que ocultaba camuflada en la ropa, donde guardaba el pasaporte y algo de dinero.

Atmósfera mágica

Otra de sus sus características es captar momentos especiales como la imagen que tomó en Madagascar que representa a un grupo de niños semicubiertos por hojas que trajo una tormenta con viento y que revistieron sus cuerpos de forma peculiar. Otra la tomó a una mujer que encontraron en Kenia en un campo solitario guardando una manada de vacas, pero iba vestida con un atuendo casi de fiesta ceremonial tan ornamental que sorprendió al fotógrafo. Otra de las fotografías curiosas es un grupo de niños que hacen surf con unos trozos de madera a la que ha superpuesto texturas de nubes creando un paisaje irreal y onírico en donde parece que surfean sobre ellas.

En todas ellas, Gazeau dota a sus obras de un ambiente étnico y místico gracias a la atmósfera mágica creada por el exotismo de las vestimentas de los personajes y las texturas y colores que añade y va superponiendo. Es su modo de «inmortalizar estas culturas y este mundo que tienden a desaparecer», que según Bohbot «nos embarca en viajes reales o imaginarios y los destellos de sus fotografías junto con la elección de los temas permanecerán mucho tiempo en nuestra memoria».

La exposición que en un principio iba a finalizar el 4 de octubre se ha prorrogado hasta el 13 de octubre y se puede visitar de martes a domingo en un horario de 19.00 horas a 24.00 horas. Más adelante, a partir del 15 de diciembre, tiene programado traer grupos de niños de las escuelas para mostrarles la exposición y contarles de forma didáctica todas las anécdotas y aventuras que encierran sus fotografías.