En él se narra la historia prácticamente desconocida del pueblo Rohingya, una minoría originaria de Birmania a la que el gobierno y el ejército de este país han arrebatado todo, desde sus derechos a su identidad y su hogar. De hecho, la intención de sus creadores es «que el espectador conecte con este pueblo planteándole cómo se sentiría si le arrebataran su país, si le arrancaran de la tierra que siempre fue su hogar y el de sus antepasados o que diría si las esperanzas de recuperarlo estuvieran cada vez más lejos».
Además, con su difusión buscan «que la comunidad internacional presione a Birmania para que el pueblo Rohingya pueda recuperar su país». De hecho, según el dossier de prensa «desde 1978, este pueblo ha sufrido diversas oleadas de violencia por parte del ejército de Birmania y cerca de cuatro millones de Rohingyas viven hoy en el exilio y más de un millón sobreviven en los campos de refugiados de Kutupalon, Teknaf, Hakim Para y Bulukhali de Bangladesh».
Rodaje por todo el mundo
Vivir sin país cuenta con un presupuesto de 95.005 euros y ha sido rodado recogiendo testimonios en primera persona de ancianos, niños y adolescentes en el propio país asiático, la ciudad inglesa de Londres, La Haya en Bélgica y en Bangladesh, «donde se ubica el campo de refugiados más grande del mundo, con más de un millón de personas viviendo hacinadas, esperando la resolución de este conflicto, que nunca llega».
Se puede conseguir más información en la página web del documental, www.livingwithoutacountry.com, en www.instagram.com/livingwithoutacountry y en www.goteo.org/project/living-without-a-country.
2 comentarios
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Gran trabajo! Mi ayuda la tienen asegurada.
Como se enteren los catalanes... 😀