La zona del centro donde hay algunos grafittis y la gran obra de Gianluca Romeo, ‘El triunfo de la luz’. | DANIEL ESPINOSA

Desde hace unos meses el Centro Penitenciario de Ibiza tiene cierto aire de galería de arte. Gracias al empeño de su director, Manuel Vega Alocén, su subidrectora Sonia Rodríguez Hernández y el artista urbano nacido en Ibiza, Hosh, luce algo más humano para conseguir cumplir con el objetivo final de la reinserción de los presos en la sociedad.Y todo gracias a una serie de murales y pinturas que se pueden encontrar en la zona central, junto a un precioso árbol de Navidad y un enorme belén, y los coloridos grafittis del área destinada para el vis a vis de los reclusos junto a sus familias.

Sin embargo, en esta historia también juega un papel fundamental otro gran protagonista, el italiano Gianluca Romeo. Con un perfecto castellano que aprendió en Cuba cuando llegó en 1997, y con más de 15 años en la isla de Ibiza, este exrecluso con alma de artista, pintor y filósofo ha sido el encargado de crear la mayor parte de las obras que se pueden ver en las paredes con un resultado realmente sorprendente.

Según explicó, ayer, él mismo a Periódico de Ibiza y Formentera todo comenzó hace varios años cuando otro preso empezó a hacer unas pinturas en la zona del aseo de los funcionarios y la enfermería. Como el resultado final fue realmente mejorable el director de la prisión, Manuel Vega Alocén, le preguntó si podía arreglarlos y Romeo lo hizo pintando en las paredes dos reproducciones de gran calidad de los grafitis que hace el artista urbano Banski, el famosísimo de la niña soltando un globo y otro, en fondo azul, con otra niña sujetando un ramillete de globos.

El resultado fue tan satisfactorio que entre ambos decidieron dar un paso más y crear dos nuevos murales basados en reproducciones de obras del pintor neerlandés, Van Gogh. Romeo no lo dudó pero quiso dejar su particular aportación. Así, usando la técnica del trampantojo y un sorprendente efecto de tres dimensiones para los marcos y las placas informativas pintó en 2019 las obras Campo de Trigo y Noche Estrellada, este último con la silueta del centro penitenciario de Ibiza. «Quise añadirla, con su cúpula muy visible, porque para muchos este lugar es como un templo y porque me parecía una original forma de hacer una metáfora sobre el significado del cautiverio y lo que para muchas personas significa a nivel espiritual», explicó ayer al respecto el propio pintor italiano.

‘El triunfo de la luz’

Estos dos cuadros fueron el empujón definitivo que necesitó Romeo para convencer a los responsables del centro de que podía hacer su gran obra maestra.

Junto al módulo de limpieza y otros dos nuevos Banski – inspirados en una niña balancéandose en un columpio y en otra menor que contempla un pájaro –, se puede ver El triunfo de la luz, una pintura de gran tamaño y gran calidad que se encuentra protegida por un cristal para que no se dañe.

Según aseguró su autor a este periódico lo terminó de pintar hace poco, entre octubre y noviembre, justo antes de abandonar la prisión y «es una fusión entre metafísica y surrealismo con varios mensajes y homenajes ocultos entre sus muchos rincones».

En su elaboración Romeo empleó pinturas acrílicas y también la técnica del trampantojo, llevando a cabo cálculos geométricos y distintas alegorías que hacen de la obra un cúmulo de sensaciones. «Desde el primer momento tenía claro que quería dignificar el centro y responder a la confianza que habían depositado en mí pero no hacerlo de cualquier manera sino creando una obra diferente y original repleta de significados y referencias a los 12 meses del año, las cuatro estaciones, ser una metáfora del período que vivimos actualmente a través de un busto de inspiración griega con una mascarilla o al gran pintor Salvador Dalí a través de su famosísima obra La persistencia de la memoria».

Todo ello situando a Es Vedrà y Es Vedranell en el centro de la composición, enmarcados ambos sobre un marco en el que se puede leer las inscripciones latinas Tempus Fugit y Carpe Diem. «Esta frase viene a decir que hay que vivir el momento pero para mí significa mucho más ya que tiene un significado de presente, de liberación real, de que nuestros límites están solo en nuestra mente y de que, como decía el gran poeta andaluz Antonio Gala, la luz somos nosotros sin ningún tipo de predicado».

Taller de Hosh

Otra de las partes del centro penitenciario de Ibiza que ahora luce colorida y luminosa es la destinada a los encuentros entre los presos y sus familiares. Es una pequeña sala que ha sido decorada por los reclusos que han participado en un original taller de arte urbano que ha impartido el artista ibicenco Joshua Socías, conocido en el mundo del street art nacional como Hosh.

En este caso la idea surgió de Manuel Vega Alocén, Sonia Rodríguez y el propio Josh y viendo los resultados, tanto a nivel artístico como personal, se puede decir que ha sido todo un éxito. Se impartió una vez a la semana, durante el primer trimestre de 2020, justo antes de que comenzara el confinamiento por el coronavirus, y en él han participado unos 20 reclusos, de los cuales solo uno queda actualmente en el centro y porque está en cuarentena.

Según explicó ayer el propio Hosh a Periódico de Ibiza y Formentera el taller fue muy colaborativo y se dividió en una parte teórica y otra eminentemente práctica. De hecho, la zona del vis a vis la eligieron los mismos participantes, «porque les parecía un lugar muy triste y poco acogedor con sus paredes blancas», y los temas a reflejar también.

Finalmente, siguiendo las directrices del artista urbano ibicenco y usando pinturas acrílicas y spray «pintaron motivos infantiles, pensando en los niños que suelen venir a ver a sus padres, con colores muy llamativos y alegres y con una sorprendente perspectiva que hace aún más original y sorprendente el resultado».

Sin embargo, para Hosh, hay algo mucho más importante que lo que se puede ver en las paredes del espacio. «Siempre que participo en alguna de estas iniciativas sociales digo que lo mejor de todo es lo que yo aprendo de todos ellos, lo que me enseñan para mi vida, y en este caso no ha sido una excepción porque más allá de lo bonitas que han quedado las pinturas me he ido a mi casa sabiendo que he sido testigo de una experiencia única».