Según explicó este miércoles el propio Hosh a Periódico de Ibiza y Formentera la idea partió del centro aprovechando que desde hace dos años imparte allí una actividad extraescolar de arte urbano. «Aquello, desgraciadamente, se tuvo que parar debido al coronavirus, pero los profesores de arte tuvieron el detalle de acordarse de mí para dar un poco de vida a las instalaciones y el resultado creo que ha sido muy satisfactorio porque ahora sus paredes reflejan de una manera divertida y original todos los ciclos, desde que entran antes de Primaria hasta que se marchan».
Para ello, Hosh ha sido fiel a su estilo, que navega entre el graffiti, el dibujo animado, la ilustración y el cómic. «Mi idea ha sido que las cuatro paredes, al estar juntas, reflejaran una continuidad dentro de los estudios pero también que fueran diferentes para que cada ciclo tuviera su propia personalidad, los primeros más infantiles y los mayores más de adolescentes o juveniles».
Incluso, el ibicenco ha jugado con las tipografías, escogiendo la que mejor se adaptaba a lo que quería contar en cada mural. «Yo empecé en el mundo del graffiti a los 14 años y después estudié Bellas Artes para seguir formándome y por ello siempre he intentado tener influencias muy diversas y eso, al final, creo que se refleja en murales como estos, que son muy distintos entre sí aunque tengan una misma línea argumental», explicó Hosh.
Una buena oportunidad
Al mismo tiempo, el artista urbano ibicenco de 45 años cree que murales como estos son también una buena oportunidad para acercar estos trabajos a la juventud. «Creo que es muy positivo porque en ocasiones al arte urbano no se le ha dado la importancia que merece porque da la sensación que todo lo que no pasa por lo convencional o se sale de lo normal cuesta que tenga la visibilidad adecuada».
Afortunadamente, según Hosh cada vez tiene mayor repercusión. «Está cada vez más asentado en la sociedad, sobre todo entre los jóvenes, y eso se debe a que es una forma de arte muy directa, que se puede ver en cualquier lugar o punto de una ciudad o pueblo, sin necesidad de tener que acudir a una galería de arte o un museo».
Por ello, se mostró partidario de apostar más por él. «Pintar una fachada municipal es más fácil que la de un edificio de vecinos porque hay que pedir menos permisos y aunque en Ibiza hay pocos lugares de este estilo creo que sería muy positivo que se potenciara el arte urbano en la isla porque en otros muchos lugares de Europa se ha revelado como una interesante forma de atraer turismo, con visitantes que hacen rutas por las ciudades en busca de murales y graffitis».
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