Privilege, Amnesia, Pacha y Space han despedido el verano dejando atrás cuatro meses de temporada alta, repartidos en 120 noches de ocio y música electrónica que funcionan a modo de imán para miles de turistas.

Un año más, el negocio que comenzó en la Eivissa hippie de los años 70 sigue dando muy buenos resultados con las ya tradicionales macrodiscotecas que pueblan sus Vips con celebridades y llenan sus pistas con clubbers llegados de todo el mundo.

A la sombra de este sector se multiplican bares, restaurantes, comercios y hoteles, que abren y cierran a su ritmo. Su importancia como motor de la temporada turística tiene gran consideración a nivel institucional. Tanto, que a finales de 2011, el Consell y todos los ayuntamientos de la isla pidieron a sus propietarios que anticipen un mes las aperturas para intentar alargar la temporada. La solicitud, de momento, no ha tenido éxito.

Y es que el poder de atracción de estos locales es innegable. Cuando inician su programación de fiestas, en junio, el tráfico de pasajeros en el aeropuerto ibicenco escala de las 550.000 a las 850.000 personas, según los datos de AENA de 2013. Por el contrario, cuando cierran en octubre, se desploma en medio millón de viajeros. Así ocurrió en 2012 y este año, aún con datos por cerrar, las previsiones van por el mismo camino.

“Es nuestra diferencia respecto a otros destinos de sol y playa, que son muchísimos”, destaca el presidente de la Federación Hotelera de Eivissa y Formentera, Roberto Hortensius, que no cree que estas empresas tengan el poder desestacionalizador que les adjudican las instituciones, pero remarca que “sí aportan mucho turismo y más en temporada alta”, cuando la ocupación hotelera supera el 90%.

“Tenemos una oferta musical de primer nivel, pero la gente viene por todo lo que ofrece la isla. Si solamente hubiera discotecas no sería lo mismo”, matiza el director de Amnesia, David de Felipe. Se refiere al binomio Eivissa-discotecas, que se complementa y crece, y que ha provocado la transformación de las discotecas en empresas exportadoras de franquicias y en propietarias de tiendas de merchandising, firmas de ropa, discográficas e incluso agencias de djs.

Pacha es la más antigua y con más poder de exportación. Cuarenta años después de su inauguración en 1973, se ha convertido en el Grupo Pacha con 18 franquicias y tres más a punto de inaugurarse en Dubai, Polonia y Croacia. A lo largo de su historia, 80 discotecas han funcionado bajo su marca en todo el planeta. En Eivissa, el grupo tiene dos hoteles y un restaurante-cabaret. Fuera, mantiene el primer Pacha de la historia, fundado en Sitges en 1967, y su restaurante.

El negocio arroja cifras millonarias. A modo de ejemplo, solo la discoteca Pacha Ibiza S.A. presentó en 2010 una facturación de 25.704.499 euros, que escaló a los 31.069.242 en 2011, con un resultado de 5.465.744 euros en ese año. Así lo indican los últimos datos publicados en el Registro Mercantil, donde Pacha Merchandise S.L, también destaca con una facturación de 4.410.628 euros en 2010 y 5.547.173 euros en 2011.

Más modesta fue la facturación de Space con 13.166.195 registrados en 2010, y un resultado de 218.384 euros; y 16.758.620 euros facturados en 2011, con un beneficio de 450.836 euros. Esta empresa nació en 1989 como un after hours pero tuvo que convertirse al ocio nocturno tras la prohibición de este tipo de fiestas en 2007. En la actualidad, tiene franquicias en Brasil, Egipto, Dubai, y ha logrado instalarse en la tranquila Menorca. Próximamente abrirá en Nueva York y Moscú.

Amnesia es la única que aún no cuenta con ninguna franquicia. A cambio, en 2014 prevé abrir una macrodiscoteca en el Port Fórum de Barcelona, diseñada por Jean Nouvel y con una inversión de 30 millones. Pero en este sector también “hay que pelear hasta la última peseta”, comenta el dueño de Privilege José María Etxániz. “Si antes éramos cinco, ahora somos cien que hacemos lo mismo”, explica el empresario sobre las nuevas formas de competencia de ocio diurno, como los hoteles concierto, los beach clubs y los party boats.

Las discotecas cierran pero no detienen su maquinaria. En invierno levantan vuelo con sus bailarines, promotoras y dijs, y hacen giras mundiales por clubs de todo el planeta.