IBIZA MARI MAYANS

La quinta generación de productores de la empresa Hierbas Ibicencas Familia Marí Mayans se ha lanzado a la elaboración de nuevos licores con la creación del ‘gin’ IBZ Ginebra Premium y del vodka Svedra, una bebida importada de Estonia pero aromatizada con hinojo. Estas innovaciones se combinan con un guiño a la tradición que caracteriza a esta empresa con más de 130 de historia, materializado en una edición especial de las Hierbas Ibicencas de 38º, que recupera “la fórmula antigua y la actualiza”.

“Son las hierbas ibicencas que se conocen, pero con la mitad de azúcar, más destilado y con más maceraciones. De ahí que tengan más grados alcohólicos y sean más secas”, explica Carlos Marí Mayans que junto a su hermano Bartolomé se hicieron cargo de la destilería en 2009 asumiendo el papel de gerentes, para seguir con una tradición que ya habían heredado su padre y sus cuatro tíos de las anteriores generaciones.

INICIOS EN 1880. Carlos, de 30 años y licenciado en Ciencias Empresariales, y Bartolomé, de 32 años y con la carrera de Administración y Dirección de Empresas, son los tataranietos del fundador Joan Marí Mayans, que creó la primera destilería en Formentera en 1880. “Mi tatarabuelo era conocedor de las plantas y sus propiedades, y venían los vecinos con algún dolor y él les recetaba infusiones. Tenía un llaüt y cada mes hacía viajes a Barcelona para comprar cosas que hoy parecerán absurdas, como hilo de coser, agujas y latas en conserva, porque en Formentera, en el año 1880, no había nada. En uno de esos viajes se quedó en Barcelona porque le contrataron en una destilería, y allí, además de conocer más plantas, aprendió a tratarlas y a hacer un destilado y una maceración. Cuando volvió, puso la destilería en Formentera”, narra Carlos.

Pronto, Joan Marí Mayans tuvo que trasladarse a Eivissa porque en la pitiusa menor “no había puerto aduanero”, y con los años lo que nació como una producción para vender ocho litros de frígola al día, continuó con la elaboración del palo, la absenta y las hierbas ibicencas, el producto por excelencia. Esta en la actualidad tiene una producción de 300.000 litros al año y se exporta a Alemania, Italia, Suiza, Holanda y Gran Bretaña.
“Todo lo que salga fuera está muy bien, pero a nosotros lo que nos da de comer es Eivissa”, confiesa el gerente. Y así lo reflejan los datos de comercialización de la empresa que deben presentar ante el Govern balear por ser un producto con Indicación Geográfica Protegida.

En concreto, en 2012, Marí Mayans tuvo una producción de 312.461 litros, de los cuales se comercializaron en Balears un total de 256.800, la gran mayoría en las Pitiüses. El resto se exportó a países de la Unión Europea (6,13%), a terceros países (1,62%) y a otras zonas de España (10,06%).

Las estadísticas de la empresa confirman que el mercado local es el que más se nutre de la producción de Marí Mayans. El último balance presentado ante el Govern señala que esta es una tendencia que se mantiene año tras año, entre los 230.000 y los 250.000 litros, lo que supone el 80% de la producción.

En cuanto a las exportaciones, de los 24.215 litros que en 2012 salieron al extranjero, un 59,2% fue para Alemania, un 14,8% para Italia, un 20,8% llegó a Suiza, un 3,2% a Holanda y un 2% a Gran Bretaña.

HACIA EEUU. Este 2013, Marí Mayans tendrá que incluir Estados Unidos en su mapa de exportaciones. Las redes sociales y el sector de la música electrónica están poniendo de moda la bebida más tradicional de la isla entre clubbers de todo el mundo.

Según explica Carlos, bastó una imagen de un famoso dj, “no recuerdo si David Guetta o Luciano”, para que Marí Mayans protagonizara, en marzo, la Miami Winter Conference, uno de los congresos de música más renombrados del planeta. “La fiebre de los djs y la música electrónica está haciendo crecer bastante la exportación”, destaca Carlos, que cuenta a modo de anécdota cómo Familia Marí Mayans terminó patrocinando este congreso de música internacional y luciendo su imagen en un cartel de 12 metros en la fachada de la discoteca Space de Miami. “A raíz de una foto de estas, nos llamó un promotor de Miami que nos dijo que quería llevar las hierbas allí. Le contestamos que primero debía tramitar los permisos (acordes a la legislación norteamericana) y nos dijo: ‘Vale, ponedme un contenedor’. Y nos encontramos con la sorpresa de que en la fiesta más internacional de Miami, la parte de atrás de la invitación era el logo de Familia Marí Mayans. La repercusión a raíz de esto fue total, los djs llamándonos, los seguidores de los djs pidiéndonos hierbas. Hicimos clientes suizos, holandeses, alemanes..., y todo a través de las redes sociales y gracias a la música”, señala. El gerente de la destilería explica que este golpe de gracia a sus exportaciones de la mano de la fama internacional de la isla como cuna y vanguardia de la música electrónica es reciente, “de hace dos o tres años”, y confiesa que les provoca experiencias increíbles. “El Space de Miami tiene una fachada de 12 metros por cuatro, y lo pintaron con una botella de hierbas gigante.

¡Había un hummer aparcado al lado que parecía un coche de juguete!”, cuenta Carlos.

Dentro de este mundo globalizado donde con las redes sociales todo puede pasar, en Marí Mayans la producción sigue siendo casi tan artesanal como antaño. De hecho, “la única tecnología aplicada al proceso productivo es que tenemos gas centralizado para tener fuego para fundir el azúcar y destilar, mientras que hace 70 años era con leña y con un palo para remover”, explica el portavoz de la empresa.

Como en todo, en este sector también hay mucho intrusismo y en concreto hay un frente abierto ante la evolución de la industria química que permite combinar “anís con colorante y que pueda pasar por hierbas ibicencas”. “Pero es muy complicado hacer este producto y hacerlo bien”, remarca Carlos, que señala que la producción tiene unos costes “altísimos”, debido a que comienza con la compra al peso de las distintas hierbas que le venden los payeses, para culminar en las mesas de sus clientes “de toda la vida”.