Pascal dejó su Burdeos natal y vino a las Islas a hace negocio.

Pascal García trabajaba en el sector de la restauración en Burdeos, cuando un día, allá por 1997, decidió que lo que quería era abrir un McDonalds en Balears. “Me sentía atraído por las Islas, porque venía aquí de vacaciones. Y estaba seguro de que era un lugar idóneo para invertir”. Así que lo dejó todo y empezó el proceso de selección de empresarios de McDonalds. No fue nada fácil. Para conseguir abrir un restaurante primero tienes que hacer un curso muy exigente. “McDonalds quiere estar seguro de que escoge a la persona con el perfil idóneo. El curso dura un año aproximadamente. Yo lo hice en Barcelona, por supuesto sin ningún tipo de remuneración. Tienes que superar las entrevistas y todas las pruebas que te pongan. Me hicieron hasta un examen de escritura. Son muy minuciosos”, señala García para quien “para abrir un McDonalds no basta con cumplir los requisitos económicos, primero tienes que haber hecho la mili”.

Los últimos 15 días de curso, cuando ya te han elegido para llevar la marca, te mandan a Chicago, a la Hamburger University, donde finaliza la formación. “Tú les explicas dónde te gustaría abrir un restaurante, pero si no es posible te ofrecen cualquier ciudad. Y allí tienes que marcharte si quieres hacer negocio”, apunta este empresario que abrió su primer McDonalds en Eivissa, en la rotonda de Figueretes. Cinco años después, en 2002, puso en marcha el de Festival Park en Mallorca y traspasó el anterior. En la actualidad, cuenta también con los de Santa Ponça, Magaluf, Palmanova y Son Rapinya. “McDonalds ejerce un control férreo de sus establecimientos.

Tenemos dos auditorías por sorpresa, y una más concertada, cada año. Cuando vienen, lo analizan absolutamente todo. Es un estrés, la verdad”, señala Pascual que está de acuerdo con esta política de calidad. “Este es un buen negocio porque los controles son exhaustivos. Es un negocio que ha capeado la crisis y que está hecho para durar”. En Balears hay 18 McDonalds, 2 en Eivissa y 16 en Mallorca. El último abierto está en la calle Aragón de Palma, montado directamente por la empresa americana.