Hablar de familias vinculadas al sector náutico de Menorca es hablar del apellido Sastre. Significa retroceder más de 30 años atrás cuando Juan Sastre Bernat fundó Astilleros Menorca. Sin saberlo, escribía el primer capítulo de la historia de la creación de los llaüts de referencia en el Mediterráneo. Ahora su hijo José Luis, junto a sus hermanos Xisco y Basilio, han vuelto a fijar el rumbo con los llaüts de tercera generación de Sasga Yachts, una de las empresas de la familia Sastre de capital menorquín que está integrada en el grupo Sasga junto con Nautic Center, comercializadora de embarcaciones; Marina Menorca, que gestiona dos marinas en el puerto de Maó; la gestoría Magonis Assesors y, próximamente, una nueva empresa de chárter que se incorporará al entramado societario para que pueda crear sinergias con la venta y distribución que ya realizan.

Juan Sastre lleva incorporada en sus genes toda una vida dedicada a los negocios desde sus inicios, vendiendo los primeros vehículos Peugeot que llegaron Menorca, hasta que su pasión por el mar le impulsó a abrir Motonáutica Basilio. Su objetivo era comercializar llaüts menorquines de cinco metros de eslora, los barcos de pesca típicos de navegación estable y gran resistencia.

En el año 1978, la producción artesana de estos barcos de pesca de recreo parecía llegar a su fin por el cierre de los astilleros que lo suministraban, pero Sastre pensó que debía continuar vendiendo llaüts aunque fuera él quien también asumiera el papel de fabricante. Las nuevas embarcaciones llegaron hasta los ocho metros de eslora y fueron bautizadas como Conquistador, iniciando su expansión hacia Mallorca en una nueva etapa que se prolongó hasta 1990. En aquel entonces, la visión de Juan Sastre le hizo darse cuenta de que el mercado demandaba un barco más grande, y por eso de los ocho metros pasaron a los diez, y después a los quince. Entraban en una gama de barcos distinta que nunca antes habían experimentado y decidieron apostar por la internacionalización.

DUSSELDORF. Fue una decisión arriesgada y costosa pero desplazarse hasta uno de los grandes salones náuticos de referencia en Europa obtuvo su mejor recompensa. En especial cuando un cliente holandés les hizo un pedido ingente de 24 barcos que significaría su lanzamiento estelar al mundo. Después vendrían las citas de Génova, Cannes y Barcelona que confirmarían que no se trataba de ninguna casualidad. En aquel entonces, el sistema de fabricación todavía seguía el ensamblaje artesano hasta que la segunda generación de la familia tomó las riendas del negocio, momento en el que la marca Menorquin Yacht llegó a su máximo esplendor a nivel mundial. Harían falta diez años para que la demanda de grandes esloras creciera y se decidera apostar por entrar en el segmento de los yates con el mismo formato del llaüt tradicional.

MENORQUÍN YACHT. Adaptando el negocio a las nuevas tecnologías de producción y modernizando todo el proceso, la segunda generación, encabezada por José Luis Sastre Gardés, inició una senda de crecimiento en los barcos de diez hasta dieciocho metros que los puso de gala en todo el mundo, saltando a los salones náuticos más lujosos del mundo, como Dubai. En el año 2002 aumentaron un 50% la producción y consiguieron que en el Mediterráneo se coronara su llaüt por delante del resto de competidores. Fue entonces cuando pasaron de 3.000 a 30.000 metros de nave industrial, cuando casi triplicaron el personal que participaba en el proceso de fabricación y multiplicaron la facturación por cuatro. Menorca estaba más de moda que nunca y poseer un Menorquín Yacht se hacía indispensable en cualquier puerto. En 2006, en pleno apogeo, la familia Sastre dio entrada a un fondo de Capital Riesgo que compró la propiedad del negocio y decidieron desprenderse de su joya.

NUEVO RESURGIR. Cuatro años más tarde y con la experiencia adquirida, José Luis Sastre Gardés volvió a emprender con sus hermanos con el nacimiento de Sasga Yachts. Esta era una nueva aventura náutica con el objetivo de crear la tercera generación de llaüts y convertirse de nuevo en referente del sector. Con la aportación de diseño del despacho Barracuda Yacht Design y el prestigioso arquitecto naval Íñigo de Toledo, se concibió un nuevo llaüt cuya característica principal era precisamente lo que escondía bajo el mar. La carena, explica José Luis Sastre, fue desarrollada y diseñada para mejorar las prestaciones de navegación y reducir el consumo, permitiendo una velocidad de crucero entre 12 y 18 nudos y pudiendo alcanzar los 22. En el Salón de Cannes del año 2011 presentaron el modelo de 42 pies y en 2012, el de 54 en versión hard top. El año pasado estrenaron la versión fly bridge y para 2015 tienen previsto presentar el Sasga Yacht de 32 pies, que es una embarcación de 10 metros.

Los Sasga Yachts incorporan los últimos avances tecnológicos y una mayor habitabilidad tanto exterior como interior: bañera más amplia y redondeada, una plataforma de baño sobredimensionada, dos baños completos con duchas separadas, una gran cocina, amplios compartimentos y un espacio interior completamente aprovechable con un grado de confort superior a otras embarcaciones de su misma eslora.

EXPANSIÓN. Este año Sasga Yachts tiene una previsión de venta de 15 modelos, de los cuales ya están cumpliendo el 80 por ciento de la previsión, con la mayoría de pedidos destino a Italia y Croacia.

“Quizás la cifra pueda parecer modesta, comparada con los 90 barcos que llegamos a vender en el mejor año de Menorquin Yacht, pero piensa que actualmente debemos ser uno de los astilleros españoles que más está vendiendo barcos de recreo en nuestro país” asegura Sastre contudente.

El año pasado facturaron 3 millones y medio de euros y a finales de este año esperan crecer la facturación un millón más. Sin duda, las perspectivas para Sasga Yachts son optimistas, tanto por las previsiones de ventas como por el acuerdo que firmarán próximamente con uno de los mayores distribuidores de Estambul, país al que asistirán por primera vez con una de sus embarcaciones para participar en su salón náutico del país. “En España cuesta mucho cerrar las ventas, sobre todo porque la fiscalidad es más severa que en otros países ya que, al 21 por ciento de IVA, se le suma el 12 por ciento de Impuesto de Matriculación”, añade el promotor de Sasga Yachts.

Con la experiencia vivida estos años, Sastre está convencido de que una de las virtudes de su proyecto es que nació con la crisis, porque en 2010 arrancaron con el mínimo de recursos posibles, ajustando todos los procesos, con mucho esfuerzo personal y haciendo funciones en todos los estadios, desde la producción a la comercialización de unas embarcaciones que tienen ya tradición en Menorca.