La empresa ubicada en Lloret de Vistalegre ha adquirido la compañía tostadora de Palma y se consolida como una de lasmás grandes de las Illes Balears con una cartera de más de 700 clientes. | Marcos Carreras

Invertir en café es similar a invertir en bolsa, los precios varían cada día y detectar el mejor momento de compra es clave para una buena gestión. Además, el café requiere también de conocimientos técnicos sobre el punto de tostado, mezclas, sabor, etc... Precisamente todas estas técnicas son las que ha tenido que aprender Antoni Vallcaneras, químico de profesión, que desde 2007 dirige la empresa Cafés Bay.

La marca cafetera tiene un importante recorrido histórico que se inició en 1952 bajo el nombre de Cafés Bahía y que importaba café, tabaco y alcohol a Mallorca. Hoy, 62 años después, Antoni Vallcaneras y su familia han sabido capear el temporal de cambios y crisis para situarse como empresa local puntera en el sector balear. Y es que además de la gestión y control de Cafés Bay, el pasado mes de enero los Vallcaneras compraron la empresa Cafés Albertí, situándose así con más de 700 clientes en cartera y con la previsión de distribuir 40.000 kilos de café anuales. Todo un reto para Antoni y su padre, Miquel Vallcanaras, que regentó la empresa hasta pasar el testigo a su hijo.

Es más, es precisamente en los años de crisis económica y recesión de consumo cuando Cafés Bay ha dado el salto más importante. La empresa, bajo la maca Bay, ha pasado de comercializar 26.000 kilos de café en 2009, a 34.000 el año pasado. En solo cinco años el espíritu joven y emprendedor de Antoni ha conseguido buenos resultados para la empresa, ha triplicado las ventas y ha cuadruplicado el número de clientes. En 2007 tenían poco más de 120 clientes, en diciembre de 2013 la cifra ascendía a más de 400.

El responsable aclara que el incremento del número de clientes no es proporcional al número de ventas, “ya que ahora, con la crisis, te compran menos cantidad, por lo que debes tener más clientes”.

A esto hay que añadir la compra de la antigua empresa Cafés Albertí con la que espera también tener importantes réditos. “Pero iremos despacio, es un proyecto a largo plazo que hay que gestionar y analizar con calma”, asegura Antoni Vallcaneras. De momento, continuarán la producción de Cafés Albertí con los mismos clientes y les servirán como antes de la compra. La diferencia es que las dependencias de Albertí, que estaban en el polígono Son Castelló de Palma, se han trasladado a Lloret donde también está Bay.

SAGA FAMILIAR. La particular historia empresarial y cafetera de la familia Vallcaneras comenzó en los años setenta cuando Miquel Vallcaneras empezó a trabajar en Cafés Bahía como comercial. Al cabo de poco tiempo también introdujo a su hermano Toni en la empresa, hasta que en 1989 los dos hermanos hicieron una oferta de compra a los propietarios. Así, pasaron de simples trabajadores a gestores y ejecutores de una empresa que no solo se dedicaba al tostado y distribución de café, sino también al azúcar e infusiones. Eso sí, el nombre de Cafés Bahía cambió al de Cafés Bay, no porque ellos quieran, sino porque al registrar la marca ya había otra de igual nombre en Valencia.

Con la compra, las dependencias se trasladaron de la calle Capitán Castillo de Palma a las afueras de Lloret de Vistalegre, donde se encuentran hoy. Además, con la muerte de Miguel Vallcaneras, Antoni adquirió el total de la empresa que hace solo cinco años ha legado a su hijo, actual cerebro de la firma. “Con la experiencia y el consejo de mi padre, por supuesto”, señala orgulloso.

Bay compra el café a través de un agente en Madrid y lo trae a Lloret desde Brasil, Colombia, Vietnam, India y Honduras. Cada mes les llegan unas cinco toneladas de café que, una vez tostado “pierde un 20% de su peso”, explica Toni Vallcaneras. Así, asegura que venden “unos 3.500 kilos al mes”. Pero el proceso no es tan sencillo como puede parecer, ya que el punto de “tueste, es muy importante”, al igual que las mezclas. “Tal vez mis estudios de química me han ayudado en ello”, asegura. Una vez empaquetado lo distribuyen principalmente a locales de restauración y algunos pequeños comercios.

“El 80-85% son cafeterías y restaurantes; el 10% son otros distribuidores y el 5% son las empresas de vending, máquinas de café automáticas”, explica. Esta última es una nueva vía de negocio que han empezado a explotar con buenos resultados.

LA COMPETENCIA. En estos tiempos la competencia es muy dura, en especial a causa de la entrada en el mercado balear de grandes multinacionales y la consecuente desaparición de las empresas tradicionales. “A día de hoy quedamos muy pocas empresas tostadoras”, recuerda Antoni Vallcaneras. El motivo es “la entrada de las grandes firmas multinacionales que ha provocado que muchas empresas familiares se hayan vendido”. “Sabemos que nosotros no podemos competir en precio con estas grandes empresas, pero sí que podemos competir en calidad y servicio”, asegura. Esta es la filosofía primordial de la empresa.

A finales de los años noventa, las grandes multinacionales empezaron a montar máquinas de café en bares y restaurantes de Mallorca a precios muy bajos “que a cambio de café, les regalaban la cafetera, las sillas, las mesas del bar y lo que hiciera falta. Reventaron el mercado”, lamenta.

Por eso Valcaneras hijo sabía que había que innovar para hacerse fuerte en el mercado. Así Cafés Bay también inició la venta y montaje de máquinas de café en restauración. En la actualidad tienen más de 160 máquinas. Es más, cada mes venden 5 o 6.

LAS CÁPSULAS. Otro nuevo nicho de mercado para Bay van a ser las conocidas “cápsulas” de café. Bay pondrá a la venta cápsulas de café para utilizar en casa, y así llegar a otro nuevo nicho de clientes. Para ello “tenemos que hacer una mezcla de cafés diferente y calibrarlo muy bien”, asegura. Una vez hecha la mezcla y el tueste adecuado, se enviará el café a la Península para que lo envasen en las cápsulas, para volver de nuevo a Lloret y distribuirlo.

La innovación del café en cápsulas es muy rentable, según explica Vallcaneras. “La marca más conocida de este tipo de café ha tenido un gran éxito, pero si te paras a pensar, con este sistema 1 kilo de café sale a 48 euros, un precio muy desorbitado”, afirma. “Para hacer un buen café necesitas 8 gramos, pues estas cápsulas pesan 5 gramos: 4 de ellos de café y 1 gramo de química que ayudar para crear esa espuma o ese aroma tan particular. Nosotros haremos las cápsulas únicamente con café, sin añadirle química, pero para realizar un café perfecto hay que calibrar mucho el tueste o la mezcla. Ahora estamos en esta fase”, añade el responsable de la firma.

Este será un paso adelante muy importante para la empresa de Lloret de Vistalegre que, con empeño, lucha por hacerse un hueco en la segunda industria que mueve más dinero en el mundo.