El sector financiero ha sufrido, y mucho, con la crisis. La reestructuración del sector, marcada por las fusiones, ha provocado el cierre masivo de oficinas.

Balears tenía un total de 1.254 oficinas de las que al acabar 2013 solo quedaban 1.080. El cierre ha sido progresivo, pero incesante desde el inicio de la crisis. Es decir, que ha cerrado un total de 174 sucursales.

Durante años, la apertura de sucursales fue exponencial, especialmente en Palma, puesto que las entidades bancarias de mayor tamaño apostaban entonces por ofrecer un servicio cercano -también físicamente- al cliente.

La crisis ha motivado el cambio de política, aunque también han tenido su peso e influencia otros factores como el cambio de estrategia comercial de las entidades. En este sentido, las entidades son ahora conscientes de que los tradicionales servicios bancarios, habituales no hace mucho en todas las oficinas, son cada vez más prescindibles, aunque nunca desaparecerán por completo.

La proliferación de cajeros automáticos y la masiva utilización de tarjetas, tanto de débito como de crédito, han hecho innecesarias tantas oficinas como las que existían años atrás. El proceso de concentración de entidades bancarias ha provocado que en algunos casos se encuentren ubicadas dos oficinas en una misma calle, siendo así necesario el cierre de una de ellas.
La reorganización del sector financiero ha sido imprescindible para que la totalidad de las entidades bancarias cumplan con la normativa europea y pasen los tests de solvencia cada vez más exigentes.

2012 fue un año trascendental para las entidades, que afrontaron su reestructuración. Cerró un total de 66 oficinas en el peor año desde el inicio de la crisis.

Por islas, en Mallorca existen hoy 879 oficinas, mientras que cuatro años había 1.020.

La localidad más afectada por el cierre de oficinas ha sido Palma, lógicamente, puesto que es la ciudad de mayores dimensiones de Balears, además del centro neurálgico del mundo de los negocios. Existía en Palma un total de 486 oficinas en 2009 y a finales de 2013 solo había 401. Es decir, que han cerrado sus puertas 85 en los últimos cuatro años. En Calvià, por ejemplo, han desaparecido diez sucursales, siete en Inca, seis en Manacor, cinco en Pollença y cuatro en Llucmajor.

Señalar también que municipios como Escorca, Banyalbufar o Estellencs, todos en Mallorca, no tienen sucursal alguna. Además, Búger, Mancor de la Vall y es Migjorn Gran solo tienen una oficina bancaria abierta.

Un caso curioso es el de Andratx, el único municipio de Balears en el que hay más sucursales hoy que en 2009, puesto que se ha pasado de 20 a 21.

Los municipios más pequeños de las Islas no han experimentado cambios y mantienen en su mayoría el mismo número de sucursales que tenían en el 2009.

En Menorca, había 106 oficinas en 2009 y el pasado año quedaban 90, después de que en los últimos años hayan cerrado ocho en Maó, siete en Ciutaella y 1 en es Migjorn Gran.

Eivissa contaba en 2013 con 103 sucursales bancarias, mientras que en 2009 tenía 120. Es decir, que en cuatro años han cerrado 17. La ciudad de Eivissa tiene hoy 46 y en 2009 contaba con 57. En Santa Eulària han cerrado tres sucursales y dos en Sant Antoni de Portmany.

En Formentera, sin embargo, no se han producido variaciones y se mantienen abiertas las ocho sucursales que había en 2009.