Saúl Madrid, Miguel Pérez y Vicente Madrid posan en las instalaciones de la empresa. | Daniel Espinosa

La historia de Frutos Secos Ibiza se inicia hace 36 años en un local de reducidas dimensiones, de 70 metros cuadrados, situado en Sant Rafel. Vicente Madrid y su padre decidieron embarcarse en la aventura profesional de producir frutos secos en Eivissa. El primer año de actividad se centró en la producción de almendra, cacahuete y avellana, “los productos más conocidos en ese momento”, cuenta Vicente Madrid.

“Empezaron con una pequeña sartén rudimentaria y un horno casero para tostar el producto, que se envasaba a mano y se repartía por bares, por pequeños colmados de carretera y también por supermercados”, relata Saúl Madrid, hijo de Vicente, que en la actualidad dirige el negocio junto a su padre.

La evolución de la empresa ha sido espectacular. Hoy, la avellana, la almendra y los cacahuetes siguen siendo parte esencial de las ventas, aunque en la actualidad se produce y comercializa medio centenar de frutos secos, a los que se suma fruta deshidratada y semillas, como las de chía o amapola. Además, la empresa vende también cereales como la avena y la quinoa. “Con el paso de los años nos hemos ido adaptando a los nuevos consumos que pide la población, cambios que día a día hay que ir observando para mantenernos vivos”, explica Madrid, quien afirma que, sin duda, el cambio más importante en la labor de producción vino introducido por la maquinaria. “Desde que empezamos hasta ahora los sistemas de fabricación han ido cambiando y esto ayuda a agilizar los procesos que hace 30 o 35 años eran manuales, como por ejemplo el envasado o el cierre de bolsas”, señala.

Pese a la introducción de tecnología punta, la empresa ha ampliado su plantilla con el paso de los años hasta llegar a los 35 empleados. “Cuando se creó la empresa incorporamos a dos personas y con el paso del tiempo contamos con una media de 30-35 trabajadores. Nuestra producción anual está en torno a las 150 toneladas de frutos secos”, asegura Saúl, quien afirma que el secreto para mantener durante 30 años la empresa en Eivissa se basa “en la constancia, mucho trabajo duro, un equipo humano excelente y la búsqueda siempre de la innovación”. Este año, según explican, esperan cerrar con una facturación cercana a los cinco millones de euros.

LÍNEAS DE NEGOCIO. La empresa distribuye directamente a través de sus propios vendedores a cerca de 3.000 establecimientos y clientes en las Pitiüses, a los que hay que sumar los cinco distribuidores con los que trabaja en la Península. Frutos Secos Ibiza tiene diferentes líneas de negocio y formatos de envasado. Por ejemplo, para supermercados distribuyen formatos de hasta 250 gramos de frutos secos, gominolas y caramelos, mientras que para hostelería las bolsas son de cinco kilos y hasta cajas de 15 kilos. En total tienen cinco marcas a través de las cuales distribuyen dulces, patatas fritas y frutos secos, entre otros productos.

CON ALGARROBA. Este año, además, presentaron en la feria Alimentaria de Barcelona la nueva marca ‘Exquisite’ en la que han sacado ocho productos hechos con la base de la algarroba: chocolate (tres variedades), harina de algarroba especial para repostería, licor de algarroba y una cerveza negra elaborada a partir de este fruto. “Nuestro objetivo para el año que viene es seguir dando pasos firmes con la algarroba y mejorar así el posicionamiento de este producto tan típico de Eivissa, tanto a nivel nacional como internacional”, afirma Saúl, quien destaca también que hace dos años Frutos Secos Ibiza lanzó junto con Sal de Ibiza un proyecto “muy exigente y muy interesante”. Elaboran unas chips premium y cuatro referencias de frutos secos, que comercializan en países como Alemania, Suiza, Bélgica, Holanda y Francia.

Sobre el momento económico en el que se encuentra esta industria, Saúl destacó que “estamos en una situación delicada. Frutos Secos Ibiza ha pasado por épocas complicadas. La crisis nos ha afectado, pero hemos podido mantenernos y sortear un poco este temporal para continuar aquí”.

Lo más difícil aseguran que son “los costes y el transporte” que tienen que asumir. “Las empresas de Balears y más aún las de las Pitiüses aguantamos unos costes muy elevados. Por ello competir en mercados externos, ya sea en Península o a nivel de exportación, es complicado y debemos trabajar con un margen inferior”, asegura Saúl. Pese a ello, nunca se han planteado llevarse la producción y el montaje fuera de Eivissa.