Octubre está siendo un mes bursátil muy negativo. Las caídas están superando en algunos casos el 10%, provocando que la mayoría de bolsas mundiales se situaran la pasada semana en negativo en 2014.

Como siempre pasa cuando se da una situación de recortes, más o menos acentuados en las bolsas, el nivel de preocupación retroalimentado por la mediatización de algunas noticias bursátiles ha provocado angustia en algunos inversores.

No está nada mal que las personas se preocupen de sus ahorros. De hecho, el tiempo ha demostrado que el “compro bolsa y si baja no pasa nada porque ya subirá” no es válido: el Ibex desde 2007 a ahora lleva perdido un 40%. Diversificando entre varias zonas geográficas está claro que se minimiza este riesgo. Por ejemplo, las bolsas americanas (tomando como referencia el S&P 500) han subido en el mismo periodo un 25%. No obstante, se optimiza mucho más esta inversión (que se realiza en la mayoría de casos con ahorros que cuesta mucho conseguir) evitando cambios de tendencia de los mercados, que se dan cuando se perforan soportes claves (niveles de precios que han funcionado como puntos de rebote en otras ocasiones).

En el caso del Ibex, tienen mucha importancia los 9.800 puntos (incluso más que los 10.000). Es cierto que se han perdido de forma puntual (intradiariamente se llegó la semana pasada a 9.370), pero demuestra que los inversores (sobre todo los que lo hacen a largo plazo) deben tener cierta paciencia. Todavía no ha habido ningún cierre semanal por debajo de 9.800, lo cual sí podría hacer saltar alguna alarma: estos días el resto de índices europeos, con excepción del Dax que sí ha perdido ciertos soportes clave (también era el mercado más caro de Europa), están coqueteando con ellos, mientras que en EEUU los han respetado a la perfección. Una vez más, se demuestra que no dejarse llevar por el miedo suele funcionar.