Lorenzo Escudero está al frente del negocio | Gemma Andreu

Fundada en 1815, Armería Escudero, más conocida como Ca l’Esparter, es definitivamente uno de los comercios más genuinos de Menorca. Su popularidad viene dada por la peculiaridad de haber sobrevivido todo este tiempo sin haber perdido su esencia. Será porque el año que viene cumple dos siglos, será porque es un establecimiento fuera de lo común, donde el caos convive con lo sublime, el día que el artista Miquel Barceló entró por primera vez dijo que era la tienda más bonita de toda la isla. A las puertas de la jubilación, Lorenzo Escudero está cediendo el protagonismo a su hija Diana, la séptima generación.

CORDELERÍA. Miquel Monjo Carreras abrió las puertas del establecimiento en 1815 para ofrecer cuerdas de esparto, cáñamo y alpargatas que él mismo confeccionaba, además de arreos agrícolas. Por lo que se sabe, en este mismo local de la calle Arrabal de Maó ya había existido otro negocio anteriormente. A Miquel Monjo le sucedió su hijo Juan y posteriormente el nieto del fundador, Francisco Monjo.

Con el paso del tiempo, el negocio fue evolucionando y con la llegada de la cuarta generación, a manos de Margarita Monjo, se decidió ampliar la oferta introduciendo semillas y otros productos para la siembra, como la zulla, una planta muy productiva para el forraje. Su introducción en la isla se atribuye a esta tienda, si bien la historia también le otorga la paternidad a Benito Oliver, propietario de la finca Santa Rita. En cualquier caso, pasito a pasito Ca l’Esparter se convertía en lugar de referencia para el mundo agrícola.

ARMERÍA. Como si formase parte de su evolución natural, en 1926 Martín Escudero, hijo de Margarita Monjo, volvió a ampliar la oferta de Ca l’Esparter con una armería. Gracias al nacimiento de la nueva sección se empezaron a organizar los primeros campeonatos de tiro en Sant Climent hacia 1944 y, como si se tratase de un encaje perfecto, los productos del campo y la caza fueron llenando las estanterías paulatinamente. Sin pretenderlo, el negocio quedaría definitivamente bautizado como Armería Escudero y en la siguiente ampliación de 1960, como si estuviéramos hablando de unos grandes almacenes a escala menorquina, se sumaron las guarniciones para monturas. “Fue precisamente en esa época cuando me incorporé a la primera línea del negocio, que de hecho siempre ha sido para mí un hogar en el que he nacido y he crecido”, explica Lorenzo Escudero, actual propietario.

PIROTECNIA. Este santuario para cazadores sigue teniendo el peregrinaje de los clientes fieles de toda la vida pero también de los que buscan productos inclasificables. Por ejemplo, veneno para hormigas, alpiste para canarios, cestas de mimbre para las setas, lona a metros o petardos para una verbena. Y sin perder su personalidad, sigue siendo un puntal para los jinetes ya que tiene todo lo relacionado con el mundo de la equitación. “Todavía nos vienen a buscar los ornamentos con los que visten a los caballos para las fiestas”, explica Lorenzo. En verano se llena de turistas que curiosean por la tienda, y es que todas las guías de viaje la consideran una visita imprescindible.

La celebración del bicentenario, en 2015, coincidirá con la entrada de la séptima generación. Diana Escudero tiene 27 años y es licenciada en filosofía. “Mi ilusión es seguir los pasos de mi padre, tratando de mantener todo y como está pero añadiendo nuevos alicientes”, explica al teléfono. Estará dos meses fuera de Menorca para mejorar su inglés, plenamente consciente de lo que supone llevar el peso de Ca l’Esparter.

“Yo creo que mi padre no sabe ni lo que tiene en la tienda de tantas cosas que se acumulan pero yo estoy aprendiendo poco a poco. Este verano he creado el pack de abarcas menorquinas, alpargatas y sombrero de paja y nos ha funcionado bastante bien”, explica ilusionada.