Actualmente, la bisutería menorquina fabrica componentes de producto acabado.

En la historia industrial de Menorca la bisutería siempre ha ocupado un capítulo destacado junto al sector del calzado. Su trayectoria la llegó a situar durante el siglo XX junto a Barcelona, Valencia, Madrid y Mallorca como una de las regiones españolas con mayor arraigo en la elaboración de esta manufactura. En 1918 ocupaba a unas dos mil quinientas personas y tres años más tarde se habían puesto en marcha veintiún talleres en los que trabajaban tres mil mujeres.

De la capitalidad del sector cuando organizaba en la isla citas internacionales promovidas por la Asociación Española de Fabricantes Exportadores de Bisutería, Accesorios y Complementos (Sebime), la potencia de la bisutería menorquina hoy en día ya no es la misma pero mantiene su hegemonía como fabricante de componentes de producto acabado para terceros, gracias al crecimiento que ha obtenido la exportación a nivel nacional. El pulso industrial se mantiene con un volumen de facturación previsto este año de catorce millones de euros, un seis por ciento superior al año anterior, empleando a unos mil doscientos trabajadores, entre empleos directos e indirectos.

ORÍGENES. La industria de los monederos de plata de los artesanos plateros menorquines de mediados del siglo XIX fue seguramente el desencadenante para que a principios del siglo XX ya existieran un auge bisutero en la isla con diversos talleres en Alaior, Ciutadella y Maó, tal y como explica la doctora Carolina Beltrán en el reciente estudio que ha publicado en el Boletín Económico del Ministerio de Economía y Competitividad. Del auge de manufacturar bolsas de malla de plata y oro durante las primeras dos décadas de siglo, con un gran volumen de exportación que llegó a superar las ocho toneladas, se pasó a la fabricación de cadenas de plata y oro hasta llegar a la orfebrería de artículos de fantasía. Desde 1920, la caída de las ventas fue vertiginosa y provocó el cierre de la mayoría de talleres del sector, treinta y cuatro, frente a nueve altas entre 1921 y 1923 en Maó, por poner un ejemplo. Fue esta una primera etapa en la que la diversificación hizo que cada fabricante optase por un camino diferente entre una gran variedad de productos hechos con latón, alpaca o cobre, como ornamentos para el peinado, pequeños cubiertos o calzadores.

NUEVA GENERACIÓN. La Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial paralizaron la actividad empresarial menorquina pero la industria bisutera supo resistir, asentando los cimientos de la recuperación que se produciría en los años cincuenta y sesenta. “Los protagonistas fueron los nuevos empresarios, que gracias a la experiencia adquirida como trabajadores por cuenta ajena o reorganizando la empresa familiar, iniciaron proyectos empresariales de largo recorrido, como lo llegaron a ser Catisa o Metalfor”, explica la Dra. Beltrán. “En 1974 existían setenta y ocho empresas de bisutería, cuarenta y una de las cuales estaban en Maó y ocupaban a mil cuatrocientos trabajadores y su vocación exportadora abrazaba el cuarenta por ciento de su producción”, añade. Fue en esa misma época en la que se alumbraba la Asociación Nacional de Bisutería con sede en Maó, Sebime, vinculada a la Semana de la Bisutería en Menorca, creada por el ayuntamiento de la ciudad en 1972. Un año más tarde se celebraría la primera edición de la Feria Provincial de la Bisutería de Fantasía y Afines de Balears, nombre con el cual continuó hasta 1975, momento en el que fue reconocida como feria nacional, única existente en España en su modalidad. En febrero de 1977 se celebró la segunda edición de la Feria y la octava Semana Bisutera de la Asociación Nacional de Ferias. Paralelamente también nacería el Instituto Tecnológico de la Bisutería, asociación para la investigación y la innovación de la industria bisutera española, constituida en 1979 por Sebime, el Consell Insular de Menorca y el Consejo General Interinsular, que fue reconocida como asociación por la Comisión Asesora de Investigación Científica y Técnica. La culminación de toda esta etapa de gran impulso y desarrollo se produjo en 1986, con la inauguración de la primera feria internacional. La Asociación Sebime, creada inicialmente con el objeto de organizar la feria, expandió su rol hasta convertirse años mas tarde en la plataforma de apoyo a la proyección internacional de todo el sector español.

El fuerte impacto de los artículos importados desde el sudeste asiático hizo empezar a tambalear al sector bisutero, cuya pérdida de competitividad, debida en gran parte al elevado coste que suponía fabricar en Menorca, hacía imposible rentabilizar las inversiones y mantener las empresas a flote. A principios de los años noventa empezaron a cerrar empresas emblemáticas y el tejido empresarial se dio cuenta de que debía redefinir la estrategia, pasando por la creatividad, la originalidad y el diseño, con el propósito de situar las colecciones en la banda alta de los circuitos internacionales, tal y como explica también Beltrán en las conclusiones de su tesis doctoral. “Sebime adoptó este rol, erigiéndose como institución que se responsabiliza de proyectar y promover el sector de la bisutería y los accesorios en los mercados internacionales”, detalla. En 2007 la Asociación Española junto con la Asociación Italiana de Fabricantes de Bisutería unirán esfuerzos para crear la primera marca europea de bisutería y accesorios de calidad, diseño y moda llamada Eurofashion Bijoux, como sello de distinción de la bisutería europea frente al resto de producciones mundiales, una iniciativa a la que se han sumado con posterioridad los principales fabricantes europeos de origen alemán, checo y griego.

ACTUALIDAD. El tejido empresarial actual de Menorca refleja un destacado componente familiar, con empresas dirigidas por la segunda o tercera generación, tal y como constata el estudio de la Dra. Beltrán y los datos facilitados por Sebime. No obstante, el espacio productivo de la industria bisutera menorquina ha experimentado una evolución decreciente que se delata, entre otros, por la adquisición de materias primas y productos semielaborados fuera de Balears.

El sector mantiene su hegemonía como fabricante de componentes de producto acabado en bisutería, sobre todo gracias al crecimiento de la exportación a nivel nacional y porque los fabricantes menorquines han intensificado su esfuerzo en promoción, acudiendo a un número mayor de ferias. Un esfuerzo que está haciendo disminuir su margen de beneficio pero que esperan que, a largo plazo, pueda repercutir positivamente.

El calendario para 2015 incluye quince citas nacionales e internacionales de primer nivel como por ejemplo Madrid, París, Las Vegas, Nueva York o Hong Kong. El primer destino en exportaciones es Francia, seguido de Italia, Portugal, Alemania, Países Bajos, Reino Unido y Japón, entre otros.“En la última encuesta que Sebime ha hecho entre los asociados de Menorca se refleja un aumento del seis por ciento en la facturación, pasando de 13,3 millones de euros a 14,147. La exportación también ha crecido un ocho por ciento con una cifra de cuatro millones de euros en 2013 y una previsión de cuatro y medio para este año”, explica Carmen Lozano, directora de la entidad. En este sentido, Sebime sigue siendo el único interlocutor válido entre el Instituto de Comercio Exterior y los fabricantes a nivel de toda España, coordinando un plan sectorial en el que se incluyen todas las acciones favorables para el sector. Las empresas de Menorca, además, tienen el apoyo del Consell Insular, con ayudas que se destinan a la promoción de los productos en ferias. El esfuerzo está empezando a dar resultados.