Hoy me estreno como articulista y me gustaría empezar dando las gracias al Grup Serra y al semanario El Económico por creer en las cooperativas. Agradecerles esta ventana que nos abren a la sociedad, en general, y al mundo empresarial, en concreto, y ya no a mí sino a las cooperativas de las Illes Balears a las que tengo el privilegio y el placer de representar.

Las cooperativas somos empresa. Y como tal contribuimos a la generación del tejido productivo de nuestro país y, por tanto, a la creación de empleo. Pero es que además, ese empleo que creamos es estable y de calidad ya que en el origen de una cooperativa de trabajo asociado reside su razón de ser, su esencia: juntarse para tener un empleo y llevar adelante una idea de empresa que combina rentabilidad económica con responsabilidad social. Y ese compromiso de los trabajadores que forman la cooperativa con su empresa y con su empleo, además de otros valores sociales intrínsecos a una cooperativa, es lo que le diferencia de otros modelos empresariales. Valores como la distribución equitativa, la reinversión de beneficios en la cooperativa, no buscar necesariamente el máximo beneficio en el menor tiempo posible o confiar en la fortaleza que ofrece el trabajo en red, porque en las cooperativas las personas priman sobre el capital.

Durante estos años de crisis económica el modelo cooperativo ha destruido doce puntos menos de empleo. Si todo el mundo empresarial se hubiera comportado como lo han hecho las cooperativas, durante esta crisis no se habrían perdido 1,3 millones de empleos. Y es que las cooperativas han demostrado su compromiso con el empleo y su flexibilidad en momentos difíciles como el actual adoptando otra serie de medidas, alternativas al despido, para hacer posible que el primer ejercicio de responsabilidad social sea mantener los puestos de trabajo.

Los datos corroboran un crecimiento de nuevas cooperativas -de sectores, además, cada vez más diversos- mientras seguimos oyendo que desciende el número de nuevas empresas tradicionales. Asimismo, asistimos a una conversión sin precedentes de empresas tradicionales en cooperativas que está permitiendo mantener la viabilidad de la empresa y, por tanto, el mantenimiento de los puestos de trabajo. Esto da fuerza a nuestro modelo, nos ilusiona y nos hace pensar que tenemos un largo camino que recorrer aunque nos sigue faltando esa visibilidad, ese conocimiento y ese apoyo y representación institucional como un agente social más que somos.

Queremos que se nos conozca, que cuando un grupo de emprendedores decida llevar a cabo su idea de negocio, conozca o tenga acceso a todo lo que representa una cooperativa: su compromiso por el empleo y la defensa de unos valores que promovemos desde siempre y que cada día reclama más nuestra sociedad como son el compromiso, la transparencia y la responsabilidad social.